Editorial

Cosas a tener en cuenta para el presupuesto

Las empresas siempre hacen el presupuesto del próximo año en septiembre y en esta ocasión no será distinto, pero hay cosas más allá del dólar, PIB e inflación para tener en cuenta

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Diario La República · Cosas a tener en cuenta para el presupuesto

José Antonio Ocampo, el ministro de Hacienda, ha dicho que la inflación ya tocó su techo y que empezará a bajar en lo que resta del año, es decir volverá a un dígito antes de que termine el año. Lo que quiere decir también es que la lucha para que regrese a niveles techo de 4% marcará la labor del Banco de la República, que mantendrá las tasas de interés altas (por encima de 9%) a la espera de que todo se normalice.

No se puede perder de vista que el costo del dinero en marzo pasado era de 4% y que bien entrado el segundo semestre está más cerca de 10%. Sobre el dólar, los pronósticos son más diversos: para unos agentes del mercado el año cerrará en torno a los $4.300, pero para otros más pesimistas el año arrancará con una tasa de cambio de $4.500. La variable que determinará el cambio de las monedas emergentes será la evolución del conflicto en Ucrania, la duración de las sanciones a Rusia y lo que vaya haciendo la Reserva Federal con sus tasas para apaciguar la inflación histórica.

El peor dato para tener en cuenta en materia de construcción presupuestal para 2023 son los pronósticos de crecimiento económico para los mercados emergentes y en particular de Colombia. Dice la banca multilateral que la fiesta del crecimiento económico rebote post-pandemia ya pasó y que esas cifras de dos dígitos, como el caso colombiano, no se volverán a ver en muchos años, pues siempre que hay una gran caída como en 2020 se viene un alto registro como el de 2021. Todos coinciden, incluso el Emisor y los think tank locales, en que el PIB para el próximo año difícilmente llegará a 3%, es decir volverá a niveles de prepandemia cuando la economía nacional se había estabilizado en esas cifras raquíticas que no generan esperanza de bajar el desempleo ni de aportarle más al recaudo de impuestos.

Se espera para el nuevo año que la inflación dé marcha atrás, que las tasas empiecen a hacerlo propio, que el crecimiento del PIB no sea espectacular y que el dólar ni de riesgo se asome a los $5.000. Ahora bien, en materia de costos laborales e impuestos los datos están por definirse: la tributaria, que debe ser aprobada antes de octubre, rediseñará muchos modelos económicos a las empresas, en especial a las minero-energéticas; los dividendos tendrán otras reglas de juego más costosas y el impuesto al patrimonio puede ser permanente, sin dejar de acentuar la idea de que la carga impositiva para las personas jurídicas se va a disparar, pues la guerra sin cuartel contra las exenciones es un hecho relevante.

En medio del desarrollo del primer Gobierno Nacional de izquierda se espera que el incremento del salario mínimo sea espectacular, no solo por su acento sindicalista de las autoridades, sino por la línea laboralista del Ejecutivo. Todo parece indicar que el alza puede ser igual a 20% o superior, tanto en el salario mínimo como en el subsidio de conectividad o transporte, un costo que actuará en contravía de dos cosas: el costo de vida y la generación de empleo. La tesis de que un alto salario mínimo no es inflacionario ha sido refutada, al tiempo que sí cierra muchas puertas al empleo formal. Pero al ser un nuevo año electoral, lo que sí va a pesar en los negocios en Colombia es que la pugnacidad política volverá a ser parte de la escena cuando entren en disputa las alcaldías y gobernaciones.

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