¿Cuál es la tasa real de tributación empresarial?

La disputa y polémica abierta entre el gremio empresarial más grande e influyente de Colombia, la Andi, y el Ministerio de Hacienda sobre la carga de impuestos que asumen las empresas, se convierte en el mejor ejemplo de que el país necesita una urgente y verdadera reforma tributaria estructural que ponga sobre la mesa la realidad impositiva, que no se sabe a ciencia cierta cuál es, pues tanto quien paga reclama que es más, mientras que quien cobra plantea que es mucho menos. Un auténtico galimatías poco técnico que no ayuda a arreglar el esquema tributario.

Lo primero en que deben ponerse de acuerdo los actores sobre el verdadero porcentaje de las utilidades empresariales que se destinan al pago de impuestos; es increíble que en una cifra tan básica no haya claridad ni transparencia para todo el país. Hay que lograr que los gremios como la Andi, la Dian y la cartera de Hacienda, tengan el mismo modelo tributario. Los empresarios agremiados defienden que la tasa efectiva de tributación es de 50%; mientras que las autoridades dicen que es 25,5%. Según los cálculos del gremio de los industriales, la competitividad se vería gravemente afectada frente a los demás países de la región, ya que, según sus estudios, la tasa que pagarían con la nueva tributaría llegaría hasta 67,1%, la más alta entre las economías de la Ocde.

Bruce MacMaster, el líder gremial, apunta que las cuentas de Estado ignoran los beneficios tributarios; suponen que los dividendos siempre pagan la tasa marginal más alta; desconocen que la totalidad de las utilidades no se distribuye como dividendos, y que no tiene en cuenta que parte del gravamen a los movimientos financieros y el ICA que lo terminan pagando los consumidores. El Ministerio de Hacienda y la Dian ven las cosas distintas: el impuesto de renta sobre utilidades que pagarían conjuntamente las empresas y sus socios si es aprobada la reforma tributaria es menos de 30%. Para ellos, la tributación efectiva estaba, incluso, por debajo de la tarifa nominal del impuesto de renta, que es de 35%.

No hay claridad en las posiciones y cuesta identificar quién tiene la razón, pues la situación varía para los empresarios de acuerdo con los sectores económicos en donde tienen sus negocios. No hay metodologías homologadas para sacar esa cifra unificada y es quizá el problema a enfrentar. Ocampo incluye menos impuestos que impactan a las compañías, mientras que MacMaster incluye todos los directos e indirectos. Es un imperativo que los contribuyentes sepan realmente cuáles son los impuestos totales que pagan las personas naturales y jurídicas, de tal manera que la discusión anual de las reformas tributarias se hagan con bases exactas sin distorsiones que empañan los puntos de vista.

No podemos estar discutiendo una reforma tributaria sin saber a ciencia cierta cuál es la tasa real de tributación de las empresas, menos aún que la cartera de Hacienda tenga unas cifras y los contribuyentes otras. La Dian, entidad que administra y pone a funcionar el estatuto tributario, debería zanjar la discusión con cifras exactas a la luz de sus metas de recaudo, no solo globales, sino por regiones, empresas y sectores. Seguir en este limbo es muy dañino para la percepción pública sobre un asunto tan delicado como el pago de los impuestos. Lo mínimo es homologar los números.