Editorial

Cuatro cosas para resolver entre todos

Más Impuestos, vía libre al fracking, retos de la educación y crecimiento económico son temas que deben tener vía distinta a la protesta

Editorial

El panorama político y económico de los primeros 100 días de la administración de Iván Duque puede resumirse, grosso modo, en cuatro asuntos de alta tensión: la reforma tributaria, la aprobación del fracking, los retos para la educación pública y el crecimiento económico. Casi todos estos temas, que se han convertido en la espina dorsal de la protesta social y de la incertidumbre empresarial, tienen que ver con nuevos recursos, pues es por dinero que se habla de una nueva tributaria, se debe darle vía libre al fracking, se garantiza una educación pública de calidad y se alberga la esperanza de que la economía crezca este año 3% y el próximo 3,5%, tal como lo pronostican los analistas. Y como un perro que trata de morderse la cola, sin crecimiento económico no hay nada; así de simple. Se conoció el dato de crecimiento del tercer trimestre del año, que ocupa los meses de julio, agosto y septiembre (arranque del gobierno Duque), y el porcentaje fue de 2,7%, cifra que le da la razón al Banco de la República que recientemente redujo su pronóstico de crecimiento para 2018 de 2,7% a 2,6%, una noticia que pasó desapercibida, pero que tiene profundas repercusiones para las cuentas de los empresarios e inversionistas.

En lo que más ha fallado la estrategia política, económica y comunicativa del nuevo Gobierno es en ordenar los factores, pues primero tenía que haber hablado de ahorro y reducción de gastos de la administración central y luego -una vez asumida la propuesta de solución a un problema- tenía que haber presentado la reforma tributaria. La interpretación no fue acertada: primero pido y luego doy. Y para pedir más impuestos primero se debió haber presentado un plan ambicioso de recuperación económica, compatible con el alivio tributario para las empresas, que a la postre son las que generan empleo y pagan el grueso de los impuestos. Vuelve y se equivoca de estrategia porque trató de juntar en un mismo hecho noticioso el alivio a la carga tributaria corporativa con un aumento del IVA, lo que el consumidor entendió como un Robin Hood a la inversa.

Hasta el momento, lo único claro es que todos debemos poner más si queremos recursos abundantes para la inversión social. El IVA debe ser universal, el problema es a quienes se les devuelve y cuánto debe ser el porcentaje subido, pues es complicado pasar de 0% a 18%, mas si se trata de bienes y servicios de la canasta familiar.

El otro asunto, no menos importante, es la necesaria vía libre que debe tener el fracking, tal como ocurre en los países que han echado mano a los recursos naturales para enfrentar crisis económicas. Recordemos que la estrategia de combinar armas de lucha usada por la resurrección económica de Rusia en occidente, tiene que ver con la alineación de las protestas sociales globales, la manipulación de elecciones, manejo de redes sociales y financiación de fuerzas de protesta para impedir que Europa, Estados Unidos y los mercados emergentes sean autosuficientes en petróleo y gas. Su juego es mantener al libre mercado y el desarrollo dependiente de los precios cartelizado de los productores. Y claro, Colombia no es una isla, aquí hay mucho detractor del fracking, solo porque está de moda serlo. Punto en donde se redondea la idea de que todo es cuestión de recursos y que si se quiere una educación pública de calidad, eficiencia, medible y competitiva, se necesita crecimiento empresarial, una carga impositiva adecuada y un Gobierno líder las 24 horas del día.

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