Cuidado con la calentura fiscal y tributaria
sábado, 23 de agosto de 2014
Plantear que se deben subir las tarifas del IVA es apresurado y superficial, pues debe ser objeto de estudio serio y detallado
El sentido común, aunque parece el menos común de los sentidos, que cuando se maneja el presupuesto en cualquier escenario de la vida, desde el salario, las finanzas familiares y las empresas grandes y pequeñas, se hace primero una evaluación de los ingresos disponibles y luego se asignan los gastos, siempre buscando que estos últimos hagan equilibrio con los primeros. En el caso que no haya otra opción cuando las necesidades mínimas superan a los ingresos, se buscan opciones, para aumentar los recursos. Trabajar más para ganar más, producir más o el endeudamiento son algunas de las salidas básicas.
Y así debe ser en el caso del presupuesto público, pero que desafortunadamente no parece estar sucediendo, al punto que ya se está planteando la necesidad de una nueva reforma tributaria, que va ya en la revisión de las tarifas de IVA, recomendación hecha por organismos serios de investigación e incluso por exministros de Hacienda.
Las cosas hay que analizarlas seriamente en el orden que son. Por ejemplo, nadie sabe con precisión cómo va a ser el comportamiento de los ingresos fiscales, más allá de suponer que se van a reducir las rentas petroleras, ni siquiera porque se va a producir en el país menos petróleo del nivel histórico, sino porque los precios internacionales, que no controla el Gobierno, se van a caer en los próximos años.
Pero además, cuando la situación de las finanzas públicas muestra señales de deterioro, la solución no puede ser la fácil y simplista de hacer una reforma tributaria que busque aumentar las tarifas existentes, sino que también debe mirarse la otra parte de la ecuación, esto es, el gasto público, lo cual en palabras sencillas es conocer un plan de austeridad y racionalidad de los gastos del Gobierno. No puede prosperar la idea de académico e editorialistas de que se necesita una reforma para atender las promesas que hizo el presidente-candidato en la campaña presidencial y que suman varios billones de pesos.
Desde hace mucho tiempo, los ministros de Hacienda de turno han planteado que el país necesita una reforma tributaria estructural, pero cada uno tiene su propia definición sobre lo que se quiere y finalmente se hacen las modificaciones de acuerdo con los criterios de esos funcionarios, pero luego se alega que no pudieron modificar las estructuras.
Sin duda alguna que mantener un buen desempeño de la economía colombiana en lo próximos años depende de la capacidad interna de conservar las condiciones de confianza de los agentes económicos y del clima para hacer negocios y atraer inversiones. Y en esto es clave unas reglas de juego claras y estables en materia impositiva, por lo cual no hay que equivocarse o jugar al modelo ensayo-error como lo pretenden algunos expertos.