Editorial

Desaceleración industrial, un mal presagio

La Andi dice que producción industrial solo creció 2,2% a mayo, mientras que el año pasado había sido de 6,3%

Si el Dane confirma con el dato oficial lo que dicen los industriales sobre su producción, la situación para la economía empieza a complicarse. Todo parece evidenciar, de forma elocuente, que situaciones externas como la recesión en Europa, la pérdida de crecimiento en China y la baja dinámica de Estados Unidos, ya tocan a nuestra puerta.

El presidente de la Andi, Luis Carlos Villegas, dijo ayer que “estamos ante una desaceleración, un poco más pronunciada de lo previsto, tanto por el sector privado, como el Banco de la República”, y agregó que la situación coyuntural de la economía podría calificarse como agridulce. Según la encuesta de opinión industrial conjunta del gremio, la producción aumentó 2,2% en los corrido del año hasta mayo, frente al mismo periodo de 2011 cuando fue de 6,3%. Las ventas aumentaron en ese mismo periodo 3,8% y las ventas hacia el mercado interno crecieron 2,3%. Cifras muy bajas si se comparan con los mismos periodos anteriores.

A los factores externos citados en el primer párrafo de este análisis, se suman otras situaciones ya diagnosticadas internamente, como son la revaluación, la menor demanda de los hogares como consecuencia de las altas tasas, la baja dinámica exportadora y la lentitud gubernamental para ejecutar obras de infraestructura. Así las cosas, estamos en una coyuntura más que agridulce como la llaman los industriales, muy deteriorada a los ojos de los economistas académicos, y tal vez, desesperanzadora para los negocios de cara a los empresarios.

Al país económico le falta una verdadera apuesta por el tratado de libre comercio con Estados Unidos, y seguimos en la misma dinámica de los años en que no existían esas preferencias arancelarias. Lo mismo sucede con los mercados de Ecuador y Venezuela que ya se han recuperado plenamente, pero no se aprovechan como ocurría en tiempos de buena dinámica comercial. Es cierto que el panorama que se vive a nivel internacional desalienta un poco, pero hay mercados regionales recuperados que debemos rentabilizar. Es un hecho que el bajonazo en el crecimiento chino le pasará la cuenta de cobro a países como Brasil, Chile y Perú, al ser economías en una buena parte dependientes del país asiático. Una situación que no le ocurre a México y Colombia que dependen más de lo que ocurre en Estados Unidos, que aún goza de crecimientos bajos, pero al fin y al cabo son crecimientos.

Al Banco de la República le corresponde bajar las tasas; al Gobierno Nacional poner a andar las obras públicas anunciadas, y a las administraciones locales y regionales, empezar a trabajar por sus municipios y departamentos para que con esos tres pilares la economía no caiga y destruya empleos.