Editorial

Desigualdad y pobreza: un debate que debe iniciar

<p>La necesidad de poner más impuestos o de pagar los existentes solo se entiende si hay una sensibilidad real por la desigualdad campante</p>

Antes que destacar la evolución de las cifras de la pobreza que acaban de conocerse, la revisión de los datos lleva a plantear inquietudes que deberían copar la atención de quienes tienen que ver con el tema. Por ejemplo: ¿por qué la pobreza en el Chocó y Cauca es más de cinco veces la de Bogotá o la indigencia en el primer departamento casi 20 veces la de la capital del país?

Desafortunadamente la discusión económica profunda y seria ha desaparecido, pues el asunto se ha reducido al análisis de los datos de coyuntura u otros temas que han llenado la agenda de gobierno, políticos y analistas como está ocurriendo ahora con las negociaciones de paz, en las que cada semana aparece un tema: desminado, tregua, atentados, comisión de la verdad y ahora constituyente. En el área económica, se discute sobre el último dato de inflación, la tasa de desempleo del mes o el movimiento de la tasa de cambio de la semana. La realidad es que la temática de largo plazo y estructural no nos toca.

En el mundo hay una gran polémica sobre la desigualdad y no como un asunto que involucre a los países menos ricos, sino todo lo contrario, a quienes están en los primeros lugares del poder económico, como Estados Unidos. Han surgido teorías que otrora parecerían increíbles, como la de Stiglitz quién ha sorprendido con su afirmación de que “los bajos tipos de interés pueden actualmente incrementar la desigualdad” y es evidente que en el caso de Estados Unidos, la “ultraexpansiva” política monetaria de la Reserva Federal contribuyó al crecimiento del fenómeno, a lo cual le respondió el expresidente de la FED, Ben Bernarke, replicando que este es un aspecto que no está bajo el control de la banca central. 

Como se sabe, la Reserva Federal adoptó desde finales de 2008 una política de mínimas tasas de interés (0%) precisamente para buscar una recuperación de la economía y solo ahora se dispone a subirlas, probablemente a finales del tercer trimestre de 2015. Stiglitz sustenta que el portafolio de activos que generan riqueza entre ricos y pobres es distinto, pues los primeros invierten en acciones y los segundos ahorran en bonos del gobierno. Dado que una baja en la tasa de interés afecta el ahorro y hace más rentable la especulación con acciones, como ha pasado en los últimos años. Se concluye que ese enfoque de política monetaria aumenta la desigualdad. En el otro lado están quienes rebaten esa teoría alegando que las políticas diseñadas para afectar a la distribución de riqueza e ingresos corresponden a los gobiernos y al poder legislativo que aprueba asuntos como los cambios en los impuestos y el presupuesto público y no al banco central que tiene como objetivo garantizar la estabilidad de la moneda. Es a los funcionarios elegidos popularmente a quienes corresponde buscar acortar la brecha entre ricos y pobres.