Duque no cayó en viejas mañas de politiqueros
viernes, 19 de marzo de 2021
La sospechosa idea de ampliar el período del Presidente y de los alcaldes, entre otros, tiene manos invisibles a las que en hora buena el Ejecutivo les salió adelante y evitó desgaste
Editorial
Ojalá algún día se sepa qué cacique politiquero estuvo detrás de la idea de la cuestionada Federación de Municipios de presentar un proyecto de ley que buscaba ampliar el período de los alcaldes, gobernadores y el Presidente, entre otros cargos, con la debatible justificación de unificar periodos y ahorrar dinero, usando a un puñado de congresistas de baja recordación para que le hicieran el trabajo sucio.
No es el momento adecuado para que el país se embarque en semejante cambio constitucional, sin salir aún de la peor crisis económica de la historia, ad portas de empezar a discutir una polémica reforma tributaria y a un año de elegir un nuevo Congreso de la República y al sucesor de Iván Duque en la Casa de Nariño. Toda una trama urdida por oscuros intereses que por fortuna les salió muy mal a quienes la urdieron para perjudicar a los beneficiados directos.
Duque habló claro y no cayó en mañas de viejos politiqueros y hundió semejante iniciativa sin tener ni el más mínimo debate en el Congreso. Esa reforma constitucional que buscaba extender el periodo del Presidente, los congresistas y los mandatarios regionales es necesaria, pero no en este momento de crisis.
La Colombia del siglo XXI está mucho más y mejor informada y las noticias por más atractivas o positivas que parezcan son digeridas hasta encontrar los verdaderos mensajes subyacentes. La pandemia se ha convertido en un argumento más que raído para justificar cualquier situación y la ampliación de los períodos administrativos no se escapó de ello. Nadie es responsable directo de que el mundo haya sido sometido durante más de un año por un virus global y que los alcaldes y gobernadores no pudiesen comenzar a desarrollar sus planes de gobierno; mucho menos argumentar que se ahorraría el dinero de las elecciones presidenciales y del Congreso, justificaciones de motivos ramplonas para una Colombia de otra época pasada cuando las personas no tenían acceso a medios diversos y tragaban todo.
El tercer argumento que firmaron los 25 congresistas, quienes deben ser investigados por los organismos de control, tiene que ver con la unificación o sincronización de todos mandatos democráticos. Es decir, que haya una sola gran elección cada cuatro o cinco años para garantizar que el Ejecutivo, el Legislativo, los alcaldes y gobernadores comiencen y terminen en las mismas fechas. ¿Cuál es la motivación real de esta idea? ¿Por qué eliminar el sistema de equilibrios en los poderes? ¿Por qué caminar hacia un país totalitario en el que un solo partido nacional puede quedarse con todo el poder durante un mandato? El sistema diseñado en Colombia y en muchos otros países democráticos es de contrapesos para evitar la formación de dictaduras democráticas.
Quienes están detrás de esa idea no le apuestan a una clara constituyente o a un debate sano en el Congreso, quieren que un andamiaje politiquero con apetito burocrático se instale en todo el país por uno o dos lustros y maneje la “aparente democracia” a su antojo. Por fortuna, los beneficiados con la idea, trabajada por el polémico Fedemunicipios, le han salido al corte y se han alejado de morder tal anzuelo. Todo demuestra que siempre habrá oscuros intereses políticos metiéndole palos a la rueda. El país debe estar concentrado en la vacunación, la reactivación económica y en las próximas elecciones.