Ecopetrol no puede estar a la buena de Dios
viernes, 24 de junio de 2022
Los ingresos operacionales de la estatal superan los $91 billones y es la gallina de los huevos de oro del Estado, pero los últimos días ha sentido el rigor de la incertidumbre
Editorial
Los últimos días para Ecopetrol han sido raros. Mientras sus competidores internacionales, las grandes multinacionales energéticas, nadan en ingresos y buenas perspectivas, las cosas para la estatal colombiana no han ido bien; en su ADR en Wall Street ha cerrado tres jornadas consecutivas en rojo con pérdidas en capitalización promedio de 10%, situación idéntica en la Bolsa de Valores de Colombia, en donde la acción roza los $2.000, una cifra pírrica si se tiene en cuenta que el papel valor estuvo casi a un dólar.
Son varias las causas de que Ecopetrol esté atravesando por estos duros momentos. Lo primero es que 89% de la propiedad de la empresa es de la Nación, por tanto su prospectiva depende mucho de quien esté al frente de la Casa de Nariño y lo que tenga pensado para la compañía. Y si a esto se suma que el presidente electo, Gustavo Petro, ha manifestado su intención de ralentizar el papel de los hidrocarburos y actividades extractivas en la economía, el manto de dudas que se cierne sobre su futuro es inevitable.
Hoy por hoy, Ecopetrol está metido de pies y cabeza en los pilotos de fracking para potenciar su producción en momentos en que la demanda de petróleo ha aumentado en todo el mundo como consecuencia de las sanciones al crudo exportado por Rusia. Y si el Presidente electo tiene otros planes para la estatal y no quiere el fracking, las cosas no pintan nada bien. Lo que explica que mientras los grandes competidores viven una bonanza de precios y demanda de combustibles, la empresa local experimente una inusual incertidumbre.
Durante los últimos años, Ecopetrol ha desarrollado la dimensión futurista de las energías renovables convirtiéndose en jugador fundamental en el país en eólicas, solares e hidrógeno verde, pero su mayor salto hacia la verdadera reinvención lo ha dado a través de la compra de ISA, otra de las grandes empresas públicas ubicada entre las 10 primeras en ingresos con ventas cercanas a los $12 billones. Interconexión Eléctrica S.A. es líder en llevar energía a todos los rincones del país, en gestionar un grupo de empresas subsidiarias líderes en Colombia y en la región, con el componente de infraestructura que poco ha desarrollado al interior del territorio. Si se suma a Ecopetrol e ISA, las ventas de ese par de multinacionales colombianas alcanzan más de $105 billones en ingresos y un patrimonio que supera los $120 billones, de lejos las empresas más importantes de la historia del país. Ahora bien, si se tiene en cuenta que el mayor accionista es el Estado, el imperativo directo es que el Presidente electo hable claro sobre su futuro y decida con prontitud si va a cambiar las juntas directivas y la alta gerencia de esas empresas que siguen con un Gobierno Corporativo muy pegado a los designios del Presidente de turno y su ministro de Energía.
Hay una responsabilidad de mercado con los accionistas minoritarios de Ecopetrol e ISA, por lo que las autoridades independientes de control y vigilancia deben estar atentas a cualquier movimiento errático en los grupos empresariales. Por más que el Presidente electo quiera entrar en la transición energética, todo tiene su tiempo y ese es el camino ya emprendido, solo que no se pueden arruinar los ingresos derivados de los combustibles, pues las promesas de campaña deben financiarse con dinero del presupuesto y el grueso se compone de dividendos de Ecopetrol.