Editorial

El anonimato y la intimidad, las batallas por librar

<p>Las redes sociales y los nuevos sistemas de comunicación facilitan la vida, pero es oportuno resguardar la intimidad y el anonimato del individuo</p>

Es un hecho ineludible que Facebook comenzará a utilizar los datos de los usuarios de WhatsApp con fines comerciales para seguir creciendo su negocio global de publicidad. Las reacciones ante tal decisión no se han hecho esperar y crece como espuma la sensación de que el consumidor debe empezar a dar unas batallas otrora inexistentes: luchar por su privacidad, el anonimato, y por supuesto, la intimidad de los usuarios de la telefonía móvil celular y de las redes sociales.

Como todos saben Facebook es la empresa dueña de WhatsApp, que su vez están bajo el paraguas corporativo de Mark Zuckerberg, quien cada año sube sus posiciones en el listado de los hombres más ricos del mundo gracias al boyante mundo de explotar comercialmente la información de sus millones de usuarios que disfrutan de entregarle a la gran corporación toda su vida documentada al detalle a través de sus fotos, sus videos, su música, su bitácora diaria, en un frenesí de entrega de contenido sin precedentes. Ya hay unas condiciones de uso de WhatsApp que aparecen al abrir la exitosa aplicación, vendida a Zuckerberg por US$19.000 millones, dividido entre US$4.000 millones en efectivo, US$12.000 millones a través de acciones de Facebook y otros US$3.000 millones en acciones restringidas hace un par de años. Así se diga que la aceptación de esas “letra menuda” es simplemente un trámite corporativo en relación con el usuario. El punto es que Facebook quiere llevar su multinacional negocio de los anuncios a sus 900 millones de nuevos usuarios del servicio de mensajería. La idea no es tan novedosa, solo se trata de cruzar los números de teléfonos de los perfiles en la red social con los del usuario del popular chat. De esta manera el mundo creado por Facebook, más el de WhatsApp, quedarán interconectados dando origen a una mega industria de mensajes publicitarios.

En Colombia existe una Ley de Habeas Data que protege los datos de los colombianos para que no sean usados con fines publicitarios o comerciales sino no hay una aceptación expresa, pero como las grandes multinacionales de la información y de las nuevas tecnologías no tienen quien las ronde, seguramente los usuarios deberán empezar a dar batallas legales para proteger las cada vez más inexistentes privacidad, anonimato e intimidad. Ahora bien, nadie está obligado a tener un perfil en Facebook ni a comunicarse por Whatsapp, pero las necesidades sociales y laborales de hoy, lo hacen casi obligatorio, dejando a los usuarios a merced de las políticas globales de las redes sociales y los nuevos sistemas de comunicación. Poco a poco veremos como tendencia global un nuevo renacimiento en donde se haga uso de lo mejor de la redes sociales y de las nuevas tecnologías, pero en beneficio del conocimiento, no del consumo por el consumo.