Editorial

El “de malas” en el Ministerio de la Igualdad

El Gobierno Nacional peca por actuar como si los recursos públicos fueran ilimitados y los funcionarios no tuviesen el deber de gestionar y administrar la plata de todos los colombianos

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Diario La República · El “de malas” en el Ministerio de la Igualdad

“La estructura propuesta para el Ministerio de la Igualdad no tiene precedentes y debe ser simplificada radicalmente: no cinco sino máximo dos viceministros, como en otros ministerios; no 20 direcciones generales sino unas 5; y ningún delegado en los departamentos”.

Es un tweet lapidario del exministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, quien se convirtió en una piedra en el zapato para el actual Gobierno Nacional en términos de manejo económico y de planeación fiscal. Sin mayores argumentos sociales, sin modelo administrativo y sin ninguna hoja de ruta la Vicepresidencia de Colombia, en manos de Francia Márquez, ha sacado una nueva cartera para sumar casi 20 sin presentar a los contribuyentes los costos, los objetivos y sobre todo lo que busca lograr.

El nuevo Ministerio de la Igualdad asoma la cabeza como una nueva institución megalómana que no se compadece con la actual situación económica del país; nadie define a ciencia cierta y con máxima claridad sus metas, objetivos, impacto social, ni mucho menos sus planes en las regiones, pero lo peor es que Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional brillan por su ausencia.

Los grandes objetivos de la economía colombiana son reducir la pobreza, bajar los precios de los alimentos, estabilizar el costo de los servicios públicos, garantizar la seguridad para los emprendedores y empresarios que generan empleo y pagan impuestos, al tiempo que las instituciones deben hacerse eficientes para que las precariedades sociales sean atendidas; la Vicepresidencia y otras varias entidades viven de espaldas a la situación fiscal, no entienden de reducir el déficit, se alejan de un Estado austero y hacen cuentas alegres con los impuestos que pagan el resto de los colombianos.

Hay mucho ministerio ineficiente, de poca ejecución presupuestal y todo parece indicar que el de la Igualdad no será distinto, pues hay pocos números e información que hablan por sí solos, y el mantra del “de malas”, parece ser su derrotero.

Ni la Contraloría y las universidades o centros de investigación, han evaluado la efectividad de tener tantos ministerios, que antes eran solo institutos y daban más resultados; quizá eran mejores los números de ejecución de Colciencias y Coldeportes, pues las carteras del Deporte y la Ciencia no han avanzado en absoluto, siguen en sus días oscuros; ahora el Estado se enfrenta a un elefante blanco en construcción, sin precedentes, ni pies ni cabeza, además adscrito a la Vicepresidencia, una figura floja en la institucionalidad, pues los vices son personajes incómodos que nunca han encajado en el Ejecutivo y los presidentes de turno les ponen funciones que se pisan con los ministerios y los institutos, el gran problema es que esta Vicepresidencia va a montar, a dejar de herencia, un ministerio para esa figura sin roles claros que solo se menciona durante las elecciones, algo inédito que seguramente no va a durar más de tres años, pues su rimbombancia no aguantará un debate político de cara a unas nuevas elecciones presidenciales cuando el mayor problema sea el de definir un Estado mínimo, enfocado al desarrollo económico, que no se gaste los impuestos de los colombianos en nuevas oficinas sin evaluaciones evidentes de políticas públicas. Aún es tiempo de cortar sus alcances pues aún no son justificados, pero el Gobierno tiene la palabra.

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