Editorial

El dólar está en su punto más alto en 20 años

El valor del dólar frente a las monedas más importantes (euro, libra y yen) ha subido 15% en lo corrido del año y puede escalar hasta 20% durante el último trimestre, crisis a la vista

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Diario La República · El dólar está en su punto más alto en 20 años

La cadencia de los hechos económicos de las últimas semanas hacen presagiar lo peor para el cierre de 2022 y todo 2023. No es drama, sobreactuación, ni mucho menos tragicomedia lo que está ocurriendo con la devaluación de todas las monedas, no solo de las consideradas “duras”, como el euro, la libra y el yen, sino con las presas débiles y fáciles de asediar por los especuladores internacionales como son los pesos latinoamericanos, que poco margen de actuación tienen cuando la Reserva Federal ha dado un duro golpe de mesa al parqués cambiario y piensa llevar las tasas al nivel más alto de la historia, ocasionando una inminente debacle en el mercado monetario global.

Desde hace un par de semanas, se ha vuelto muy caro comprar con dólares en los países que transan pesos, euros, yenes o cualquier otra divisa distinta, y en Colombia cada jornada el dólar gana unos $60, y si las cosas siguen como van, antes de noviembre el techo más que sicológico de los $5.000 se habrá alcanzado con creces. El gran problema para la economía colombiana es que la depreciación del peso sube la inflación, vía canasta importada, transporte y fertilizantes, además de encarecer el pago de las deudas en dólares contraídas por empresas, gobiernos o la simple tarjeta de crédito.

A países como Colombia la crisis cambiaria le pegará muy duro en términos de deuda externa, pues la administración anterior estuvo obligada a endeudarse por más de US$5.000 millones para atender las necesidades de la pandemia y ese costo se pagará con creces. No se puede dejar de recalcar que el origen de esta situación no es otra distinta a la inflación también derivada durante la pandemia; fueron casi dos años terribles en los que se infartaron las producciones agropecuarias, fallaron los puertos y colapsaron los containers, en una suerte de tormenta perfecta que ahora le pasa la cuenta de cobro a la economía mundial en forma de inflación y las consecuentes tasas altas que buscan controlar la situación.

El gran responsable de esta corrida de monedas duras y emergentes es la Reserva Federal, que ha subido las tasas más allá de 3% lo que ha desatado la apreciación del dólar a nivel global en medio de un rápido aumento en las tasas de interés reflejo de lo que hace la Fed. El costo del crédito está disparado para las empresas y las familias con el errático objetivo de controlar la inflación pero que, al mismo tiempo, frena el crecimiento económico. Lo peor está por venir al cierre del año y al comienzo del otro, pues el mercado está dando por descontado que la Reserva Federal aumente la tasa 75 puntos básicos en la reunión de noviembre y otros 50 puntos básicos en diciembre. Lo que llevaría a fin de año los tipos de fondos estadounidenses a un valor de entre 4% y 4,25%, el más alto de la historia, lo que generaría un efecto imán de dólares de los países emergentes a Wall Street.

“Mal de muchos complejo de tontos”, reza el adagio popular, y que se ajusta a este momento en los mercados. El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, el presidente, Gustavo Petro, y el gerente general del Banco de la República deben tener un plan de país para enfrentar esta situación y no esperar a que la tormenta devaluacionista amaine, pues quizá sea muy tarde para enderezar las cuentas. Petro ya dio un paso al alejarse de la loca idea de parar la explotación petrolera.

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