El drama de la economía de Argentina
martes, 24 de octubre de 2023
No deja de llamar la atención el resultado electoral Argentino: el ministro de economía y responsable del caos de la tercera economía de la región se perfila como presidente
Editorial
Argentina debe estar en el primer o segundo lugar como uno de los países más ricos de la región, en los años 50 y 60 era un país desarrollado dotado de una gran infraestructura y era una de las grandes promesas para liderar el mundo en el siglo XXI, 60 ó 70 años después, solo es una ilusión de progreso a la que muchos expertos califican como Estado fallido en donde el modelo económico ha expulsado a millones de argentinos que se han tenido que ir a otros países a encontrar un mejor futuro.
El año pasado tuvo un crecimiento de su PIB en torno a 5%, después de la recuperación de 10,4% registrada en 2021; la inflación promedio ha superado 70% como consecuencia del incremento de los precios internacionales de las materias primas, pero lo que más les duele a los argentinos es la incertidumbre cambiaria, que sumada a la inflación, convierte a su moneda en una de las peores del mundo. Para el final de 2023 se espera un crecimiento inferior a 1%, en el marco de una desaceleración de la demanda mundial y de un arrastre estadístico de los años pospandemia.
Es uno de los países más endeudados de la región: alcanzó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en el marco de un programa de Servicio Ampliado de Argentina en el que se comprometía a renegociar US$45.000 millones para financiar el pago de los vencimientos del acuerdo de créditos solicitados en 2018. Solo al FMI le adeuda unos US$43.200 millones; en el mismo orden alcanzó un acuerdo con el Club de París para reestructurar la deuda con ese grupo de países por aproximadamente US$2.000 millones; sus deudas consolidadas alcanzan 80% del PIB, estimado en unos US$360.000 millones; un ejemplo de país que debería tener un PIB muy cercano a los US$500.000 millones si se proyecta su riqueza desde 1950, pues casi todos sus recursos naturales han tenido buenos comportamientos.
Argentina no solo tiene cereales y ganados, también es una fuente de petróleo y gas, que lo convierten en una despensa alimentaria y energética. ¿Pero por qué no avanza o progresa Argentina y cada vez más es parecido a Venezuela? Es un Estado con uno de los peores sistemas tributarios del mundo y uno de los más subsidiados.
Todas las necesidades básicas son subsidiadas por los gobiernos de turno, el transporte, la educación, la salud y una buena parte de la canasta familiar tienen subsidios cruzados que se llevan toda la escasa productividad. Es una economía que no estimula las nuevas empresas, ni está enfocada a bajar la inflación, ni mucho menos a darle estabilidad al peso argentino. Lo peor es que el modelo económico estatista se ha acentuado en los últimos años y hay dos o tres generaciones que viven del aparato central en medio de un modelo federal que concentra todo en Buenos Aires.
El último ministro de Economía, Sergio Massa, responsable del delicado déficit fiscal, la alta inflación, la poco vigilada emisión monetaria, la escasez de reservas y el tipo de cambio atrasado, ganó en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, acentuando el modelo fracasado que ha expulsado a millones a países como España, Brasil y Estados Unidos. La muestra de tal afirmación es que los bonos argentinos se desplomaron por la segunda vuelta en las elecciones presidenciales y porque la economía no ve la luz al final del túnel. Ojalá Argentina salga de su paradoja y recobre su papel económico en la región.