El ejemplo de Mercosur con la Unión Europea
sábado, 7 de diciembre de 2024
Europa y el cono sur sellan un acuerdo de libre comercio tras 20 años de negociaciones, un gran paso que debe tener el visto bueno de los Estados miembro, francia en reversa
Editorial
El literal “viejo continente” empieza a despertar de nuevo y ha avanzado en la firma de un acuerdo comercial con algunos de los países más importantes de América Latina, los agrupados en el Mercado Común del Sur, Mercosur, compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, además de Venezuela y Bolivia, que están en proceso de adhesión.
El objetivo principal del grupo es propiciar un espacio común que genere oportunidades comerciales y de inversiones a través de la integración competitiva de las economías nacionales al mercado internacional. Y lo han conseguido con Europa luego de dos décadas de negociaciones. Los TLC de Europa con el resto del mundo se habían frenado durante muchos años, tiempo que ha utilizado China y Estados Unidos para acelerar su presencia en otros mercados, quizá es el acto económico más trascedente de Europa en los últimos años, pero el viejo continente sigue siendo el viejo continente, y el acuerdo alcanzado con Mercosur aún debe ser ratificado por cada uno de los países firmantes.
En el reino de la burocracia y la pérdida de competitividad, el TLC deberá ser ratificada por cada uno de los 27 Estados miembro y el Parlamento Europeo. Naciones como Francia, Países Bajos, Polonia y Austria han manifestado sus diferencias, y continúan seduciendo a otros países seminconformes para alcanzar la minoría de bloqueo (solo les falta un gobierno, que puede ser Italia), lo que acarrearía un nuevo fracaso.
El mayor obstáculo es que el bloque comunitario hace exigencias medioambientales a los latinoamericanos a la medida de Europa, un continente plagado de subsidios y ayudas estatales que en la región no existen. La eliminación arancelaria europea a los bienes primarios de Suramérica supone ventajas competitivas para países que son subdesarrollados, pero mucho más competitivos en el sector agropecuario.
Es un gran paso, aunque vale recalcar, que aún está pegado sutilmente, pues el documento abre “la posibilidad de suspender la alianza si uno de los países se sale del Acuerdo de París, también el compromiso de los países de Mercosur de terminar con la deforestación en 2030 o, siguiendo las bases de la Organización Mundial del Comercio, la posibilidad de tomar medidas si uno de los países toma una decisión que perjudique al compromiso, a modo de medida compensatoria”.
Productos importados de Europa como aceites, vino, quesos y chocolates, entre otros, tendrán mejores precios en países como Argentina o Brasil, mientras que minerales como níquel, cobre y litio, claves para la transición energética de Europa, llegarán más baratos. El sector más beneficiado, tanto para Europa como para Argentina y Brasil, es el automotriz, pues no es un secreto que los carros chinos, indios y estadounidenses casi sepultan en ventas a los europeos en la región.
Alemania y Suecia son los más interesados en que todo avance. Colombia no tiene velas en ese entierro porque ya goza de un TLC con Europa, el punto de envidia es que los estados se están moviendo en términos comerciales, y el mundo empezará a tener una nueva etapa de TLC 5.0 que interprete más las tendencias poblacionales, las inversiones y el libre mercado. Si el mundo liberaliza el mercado agrícola y los estados le dan la importancia que tiene hacia el futuro, Colombia puede salir muy beneficiado.