Editorial

El episodio del Presupuesto tiene cosas buenas

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En los países Ocde, la discusión del Presupuesto es un evento ligado a su financiación, y es a la luz de todos; está bien que ese asunto no sea un negocio del gobierno con los políticos

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Diario La República · El episodio del presupuesto tiene cosas buenas

La discusión más importante del año debería ser la del Presupuesto General de la Nación y su financiación. Un evento que siempre pasa desapercibido y se lleva a cabo en los pasillos del Congreso de la República o en almuerzos y reuniones clandestinas entre ministros, senadores y representantes de las comisiones económicas. En conclusión: siempre se ha hecho a espaldas del país sin mayores registros en la prensa generalista.

Este año las cosas cambiaron, Ejecutivo y Legislativo no se pusieron de acuerdo porque el Presupuesto propuesto para 2025 llevaba la fórmula para financiarlo; es decir, el Ministerio de Hacienda le presentó al Congreso una ley de financiamiento que incluía dos objetivos: aprobar un monto de $523 billones y una fórmula tributaria para financiar $12 billones faltantes; en estricto sentido técnico, es una manera correcta, así se hace en las casi 40 economías que se comparan en las buenas prácticas en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde.

El punto es que en Colombia siempre son debates separados y los congresistas sacan partido a tramitar el Presupuesto por un lado, y a la reforma tributaria por otro. Está casi institucionalizado que cada año, máximo dos, hay una nueva reforma tributaria. Una solución sería que siempre el Presupuesto esté acompañado de la manera cómo financiarlo y el Gobierno Nacional de turno exponga cómo conseguir ese dinero; que no siempre debe ser con más impuestos, sino con ahorro en la administración central, como eliminar entidades ineficientes y traer a valor presente las no ejecuciones presupuestales de los dos últimos años.

Esa gran discusión no solo socializaría en todo el país que el Presupuesto es de todos, sino que hay muchas maneras de conseguir ese dinero que debe notarse en eficiencia administrativa, inversión y el pago de la deuda externa, que es un dolor de cabeza para las generaciones futuras. Es una exageración que se hagan reformas tributarias para pagar empleados públicos y deuda externa en un país lleno de necesidades básicas insatisfechas.

Puede asegurarse sin temor a equivocarse que ningún trabajador o empresario está en contra de pagar impuestos, es más, es un imposible negarse en cualquier país del mundo, el punto va a que aquí no se notan los impuestos y la gente no conoce cómo se distribuyen sus tributos. La trama presupuestal de este año para 2025 es un avance en términos de discusión abierta para que los colombianos conozcan de primera mano cómo se gasta la plata; el Gobierno Nacional tiene la gran oportunidad política de decretar el Presupuesto bajo las condiciones que le otorga la Ley y demostrar que año tras año, la plata del Estado era negociada con congresistas voraces de burocracia y contratos con las entidades públicas.

Es una manera de ver la situación con ojos de optimismo o una aparente mala noticia. Un Congreso que no logra buen clima de análisis y discusión económica es un Congreso que debe repensarse, al menos en términos de las personas que lo componen, dado que en los próximos meses se viene una decisiva campaña para elegir representantes y senadores.

El gran problema de Colombia es la corrupción enquistada y eso arranca con el dinero del Presupuesto, que son más de US$100.000 millones, monto que debería alcanzar si el Estado fuera honrado y eficiente.

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