Editorial

El eterno regreso de los ferrocarriles

Vuelve y juega la promesa de que revivirán el tren de occidente, habrá que esperar a ver si esta vez es verdad

La historia nos cuenta que con una buena parte del dinero que le entró al país producto de la indemnización por la cesión de la provincia de Panamá, el Gobierno Nacional de la época la invirtió en ferrocarriles para conectar algunas regiones del territorio, pero que el costo del mantenimiento de las carrileras y  las locomotoras era tan alto que llevaron este sistema de transporte de carga y de pasajeros al traste, dejando solo historias románticas y la añoranza crónica de que algún día volverían los trenes a surcar la geografía colombiana. Y desde ese entonces, Gobierno tras Gobierno ha prometido resucitar las locomotoras como una solución al problema del transporte a los puertos y una apuesta por lo multimodal.

El Presidente y su ministro de Transporte de turno, han presentado un nuevo ambicioso plan para recuperar el tren de occidente que conectaría el eje cafetero con el puerto de Buenaventura en el Pacífico. Una loable buena intención y un llamativo anuncio que se parece mucho a los que en su momento han hecho todos sus antecesores, desde el siglo pasado. Bien podemos confirmar que ese plan siempre ha sido un fracaso y que el proyecto le ha quedado grande a todos los presidentes y ministros desde hace muchas décadas. Pero eso no quiere decir que el proyecto no sea trascendental para Colombia ni que los ferrocarriles sean una buena solución al complejo movimiento de carga del interior a la costa pacífica.

El presidente Santos y su ministro Peñaloza deben bajar el tren de occidente de las presentaciones en Power Point a la realidad. El objetivo de los verdaderos ejecutores públicos no debe ser hacer buenas presentaciones para auditorios en las principales ciudades, sino entregar obras, mostrar cosas que sus antecesores no han logrado. Poner en marcha un sistema de ferrocarriles modernos es una necesidad fundamental para los exportadores de materias primas, ahora en tiempos de sendos tratados de libre comercio. En cualquier país de la Ocde, el sistema ferroviario es un elemento central de su economía a la hora de mover sus exportaciones. Si Colombia quiere manejar más el factor fletes de transporte en sus ventas de carbón a los mercados asiáticos, por ejemplo, debe conectar costa Caribe con Buenaventura, y en productos del agro como el café, a los departamentos de Quindío, Caldas y Risaralda con el Valle del Cauca.

Colombia nunca aprendió la lección de la pérdida de Panamá y el papel que jugaba en ese momento el Ferrocarril de Panamá que llevaba y traía carga y pasajeros que se movilizaban entre la costa Atlántica de Estado Unidos con la costa Pacífica. Ojalá, la actual administración que le ha apostado todo al comercio exterior, haga lo mismo con las verdaderas locomotoras.