Editorial

El FMI confía en el crecimiento de la economía

La banca multilateral ve con buenos ojos el rumbo de la economía colombiana para este año

Editorial

Es poco frecuente que la banca multilateral revise al alza el rumbo de una economía, tal como lo ha hecho el Fondo Monetario Internacional con Colombia. A su juicio, la economía colombiana mantiene una fuerte recuperación y este año lograría una expansión de 3,5% y de 3,6% para 2020. El pasado enero la institución dirigida por Christine Lagarde había situado el crecimiento en 3,3%, pero al revisar lo que está ocurriendo en el transcurso de este primer trimestre las cosas cambiaron a favor de las cuentas nacionales que institucionalmente debe reforzar reformas y animar a los inversionistas para que no bajen la guardia en apurar proyectos estratégicos para el país en sectores neurálgicos como la infraestructura y la agroindustria. El FMI también ve con buenos ojos la dinámica del consumo privado y anuncia la llegada de la recuperación de la inversión empresarial como consecuencia del apoyo que siguen ofreciendo las políticas; comentario que se basa en la naturaleza de la última reforma tributaria denominada como Ley de Financiamiento y que buscaba que las empresas aliviaran su carga impositiva para que reactiven las inversiones. Dice la Banca que, “hay tres cosas por resaltar del país: primero hay una fuerte recuperación en la inversión; segundo, Colombia tiene unos efectos macro por la migración y el tercero, resaltamos las políticas macro que apoyan todo este proceso, incluyendo el impulso fiscal que hemos visto este año”. Con estas palabras refuerza algo que desde un comienzo anunciamos en La República y es el llamado “dividendo Venezuela”, un crecimiento que viene de la mano de la ola de migración de venezolanos a Colombia, pues de momento se ve con preocupación domestica, pero a mediano plazo se convertirá en un foco de crecimiento en lo que tiene que ver con el consumo, la ampliación del mercado y la transferencia de mano de obra joven y en muchos casos mejor calificada. No sobran los comentarios constructivos que al mismo tiempo encienden las alarmas: “el crecimiento para este año será impulsado por la demanda, los desequilibrios externos se están ampliando, sobre todo lo relacionado con el déficit de cuenta corriente, que cerraría 2019 en 3,9% del PIB (...) el país pasa por unos costos fiscales relacionados con la migración que resultan mayores o más persistentes que lo esperado (...) Si el Gobierno considera flexibilizar la regla fiscal debería hacerlo de una forma bien definida, en términos de por qué hacerlo, que tan largo puede ser la desviación y por cuánto tiempo, y cómo se volvería al camino original (...) Hay que considerar medidas estructurales con respecto a los ingresos como al gasto”, comentario final que le abre la puerta a una nueva reforma tributaria para ir ajustando las necesidades de recursos para aumentar la inversión social.

Está claro que la economía colombiana no puede seguir siendo la misma de hace una década, han pasado cosas como la resurrección de los precios del petróleo, la creciente migración de venezolanos y la indiscutible caída en el conflicto interno. Todas variables que han beneficiado las expectativas de crecimiento, pero que al mismo tiempo imponen una nueva cartilla económica más basaba en el desarrollo del sector privado, el desarrollo del recurso humano y el avance de las empresas multilatinas en los mercados regionales.

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