El fracaso de un modelo económico

La diáspora de venezolanos ya supera los tres millones de personas, convirtiéndose en el drama social más complejo que ha sufrido América Latina en su corta historia republicana de dos siglos. Desde la llegada al poder en 1998 del desaparecido Hugo Chávez Frías, las cosas en el vecino país han ido en franco retroceso al imponer como política de Estado la fuerza de las expropiaciones, las nacionalizaciones y las intervenciones estatales de todo el aparato productivo, de un país que ha dependido desde los finales de los años 60 de las exportaciones de petróleo, convirtiendo la economía en el mejor ejemplo de la Enfermedad Holandesa. Los primeros años del llamado Socialismo del Siglo XXI le sonrieron a los chavistas quienes financiados por los altos precios del petróleo exportaron su revolución a Bolivia, Nicaragua, Ecuador y coquetearon con sus ideas populistas a algunos presidentes peruanos, el Brasil de Lula Da Silva y la Argentina de los Kirchner. Poco a poco todos esos regímenes han ido cambiando con la excepción de Evo Morales que quiere hacerse reelegir por cuarta vez y la de Daniel Ortega que ahoga las protestas sociales con grupos de paramilitares a su servicio.

Pero el drama más sentido lo experimenta Colombia a lo largo y ancho de una frontera porosa que comparte con Venezuela de más de 2.200 kilómetros, por los que llegan miles de vecinos buscando un mejor vivir en nuestro país o en cualquiera de Suramérica. Esa diáspora parece no tener fin y cada rincón de Colombia hace su mejor esfuerzo para darle cabida o espacio vital a más de un millón de venezolanos que han hecho de Colombia su lugar de albergue para esperar que las cosas cambien en el mediano plazo en su propia casa. Ese drama lo vivimos a diario y lo hemos asumido con gran generosidad, sin nacionalismos ni xenofobia, tal como los venezolanos recibieron a los colombianos en la década de los años 70, cuando migrar a Venezuela para los nuestros era ir por el “sueño americano”.

En el periódico La República no queremos quedarnos con los brazos cruzados y poner nuestro grano de arena entregando un periódico especial a los venezolanos que piden ayuda en las calles de nuestro país para que lo vendan y obtengan algún ingreso por Navidad. Se trata de una publicación que narra el fracaso del modelo económico de Venezuela; es una compilación de informes económicos sobre la raíz de la situación que desencadenó el fracaso del modelo económico que trataron de implantar sin éxito en Venezuela unos gobernantes obtusos y que ha puesto a más de tres millones de venezolanos en calidad de desplazados por todo el mundo. Es una publicación que tiene dos propósitos concretos: ayudarles a los venezolanos que piden en las calles con este especial periodístico para que lo vendan y obtengan unos pocos ingresos; y dos, sensibilizar a los lectores sobre las causas de la situación caótica de Venezuela. Los colombianos debemos aprender en caso ajeno que los cantos de sirena que entonan muchos políticos populistas nos pueden llevar irremediablemente a una situación como la del vecino país. La creciente inseguridad jurídica, el ataque permanente a las empresas, la estigmatización del valor social del sector privado, las noticias mentirosas sobre el papel de los bancos, las protestas sociales sin razones de peso y las cada vez más extendidas reivindicaciones al Estado para que amplíe los subsidios, están poniendo en jaque la estabilidad de Colombia, que a pesar de todo se ha mantenido sólida como una isla en un mar de neo-populismos.