Editorial
El inoportuno nuevo paro de los cafeteros
martes, 6 de agosto de 2013
Algunos caficultores no pueden seguir exprimiendo el presupuesto pidiendo subsidios. Deben ser más competitivos
Algunos caficultores no pueden seguir exprimiendo el presupuesto pidiendo subsidios. Deben ser más competitivos
Hace un mes planteamos en este espacio editorial que el Gobierno Nacional no asimila la lección de que ceder ante las vías de hecho tiene un costo doble: uno cuantificable, que tiene que ver con lo económico y el otro institucional, pues muchos sectores se han dado cuenta de que solo haciendo paros, en época electoral, logran lo que el mercado les niega. Todos los centros de investigación y los departamentos de análisis gremiales, como Asobancaria, Fedesarrollo y Anif, entre otros, le han ‘echado números’ a las protestas y nos aportan una cifra que vale la pena repetir mientras las acciones de hecho se lleven a cabo, pues se trata del dinero de todos los colombianos. Más de $911.000 millones han costado las protestas laborales y sectoriales en lo corrido de este año marcado por las pugnas electorales.
El pasado paro cafetero que duró 12 días, tuvo un costo superior a los $84.000 millones, una cifra que supone una buena parte del presupuesto nacional. Se sabe que la caficultura experimenta no un cambio de época sino una época de cambio. Sus problemas son estructurales y han sido claramente identificados. Los subsidios de la primera protesta fueron otorgados en dos partes: primero $60.000 por carga y luego hasta $145.000 por carga. La fórmula con que se diseñó el subsidio combinó el ingreso del caficultor (donde cualquier afectación del precio internacional y/o de la tasa de cambio tendrá que ser absorbida por el fisco nacional), lo que se ha convertido en un verdadero desangre para el Estado.
Dicen los centros de investigación que el último paro cafetero afectó la recolección de unas 160.000 cargas de 125 kilogramos durante los pasados febrero y marzo, representando 0,1% del PIB de ese trimestre. Pero lo que es más grave y queda comprobado en este nuevo paro que están convocando para la primera quincena de agosto, es el daño institucional y el efecto dominó que se viene generado con otros sectores. Así las cosas, experimentamos para la economía un gran paro cafetero en el primer semestre y otro por conjurarse en esta segunda parte del año, tiempo sobre el cual están puestas todas nuestras esperanzas de parar el crecimiento económico de este 2013.
Más de medio millón de familias devengan su sustento de la actividad cafetera y este es un sector que es la imagen del país. De ese medio millón de familias, hay unos 400.000 cedulados en los diferentes comités regionales, que deben actuar en coherencia con la situación del resto de colombianos. Acudir a paros, protestas y bloqueos de carreteras no ha sido la manera de actuar de los cafeteros a quienes se les debe una buena parte del desarrollo nacional. El diálogo debe ser siempre la manera de llegar a acuerdos para no perjudicar a los demás colombianos.