El mapa de los mejores y los peores colegios
sábado, 15 de noviembre de 2025
Colombia debe tomarse más en serio la educación de sus jóvenes, colegios obsoletos, caros, no competitivos a nivel internacional, debe haber un abanico amplio de posibilidades
Editorial
El sistema educativo en Colombia amerita un revolcón sin precedentes en la historia del país, ojalá antes de 2030. Los menores de 18 años siguen haciendo su bachillerato o secundaria con los mismos métodos que estudiaron los mayores de 40 o 50 años, ni siquiera la digitalización, el estudio en casa, los talleres, la individualización, la integración familia-escuela o la inteligencia artificial, han encontrado espacio en un sector en el que los profesores de los colegios públicos no se dejan evaluar para medir sus destrezas y pocos profesionales jóvenes se dedican a la enseñanza.
No es sino ver los resultados de los mejores y peores colegios en el país a la luz de las Pruebas Saber que los ranquea para aspirar a las universidades, especialmente a las anheladas públicas, en las que las otrora Pruebas Icfes eran el salvoconducto para ingresar. Obvio, los mejores colegios en términos de pruebas de Estado están en las grandes capitales, concentrándose en el Distrito Capital, o en ciudades intermedias que pueden ser casos de éxito a estudiar, pero lo normal es que los estudiantes de las ciudades con más oportunidades sean los que tienen las mejores notas y oportunidades.
Aunque hay una paradoja: los bachilleres mejor puntuados van a las universidades privadas que les den becas y posibilidades de manutención, mientras que el grueso de los estudiantes encuentran a las universidades de media tabla que les garanticen estudio para conseguir empleo y muchos aún van directo a institutos, corporaciones y fundaciones de regular calidad.
No es noticia, ni debería sorprender que los colegios de Chocó, Cauca y los viejos territorios nacionales, obtengan los puntajes más menos y consigo las peores oportunidades, pues la educación en Colombia es casi estandarizada en donde las pruebas siguen siendo unos exámenes básicos sin interpretar las necesidades básicas insatisfechas. El tema de los distintos dialectos indígenas en los municipios alejados es una barrera y no se ha desarrollado plenamente la educación de cara a los pueblos nativos. La pobreza es la otra gran barrera que está asociada a la calidad, al compromiso de los profesores en los sectores populares y la periferia, no hay modelos más inclusivos en un país en donde la desigualdad es una constante.
El modelo sindicalizado de los profesores hace que su compromiso sea con las agremiaciones más que con sus alumnos, las ausencias son constantes, el envejecimiento de los docentes un problema y la resistencia a nuevos métodos una realidad. No es un magisterio mal remunerado, pues tienen todo tipo de incentivos y beneficios, que los usan para ellos y no de cara a sus estudiantes.
En los departamentos más necesitados de una mejor educación para reducir la brecha de pobreza, los profesores son más desinteresados en su labor transformadora; la calidad de la educación impartida es mala y no hay seguimiento al servicio social que entregan. Es un imperativo que el nuevo Gobierno Nacional diseñe una misión educativa que transforme el bachillerato clásico, se enfoque en los más jóvenes y trate de hacer una revolución educativa para la tercera década del siglo XXI.
Año tras año, las Pruebas Pisa rajan a los estudiantes colombianos cuando se comparan con los de la Ocde y no pasa nada, las agremiaciones sindicales siguen dictando o pintando la hoja de ruta del futuro de los muchachos.