Editorial

El Ministerio de Minas requiere un peso pesado

<p>Ninguno de los ministros de minas de esta administración ha logrado plena confianza en un sector neurálgico para la economía</p>

El hoy exministro de Minas y Energía, Tomás González, deja su cartera en medio de la peor situación desde hace varios años, en un despacho en donde las crisis y los escándalos siempre han estado a la orden del día. Pocas horas después que la Procuraduría General de la Nación le abriera investigación disciplinaria formal por la celebración de varios contratos con la firma Connecta, de propiedad de su familia, el funcionario decidió retirarse, no sin antes dejar su oficina envuelta en rumores crecientes sobre un eventual racionamiento eléctrico, que despierta los fantasmas del apagón vivido en Colombia entre el 2 de mayo de 1992 y 7 de febrero de 1993.

La Casa de Nariño actuó rápidamente y encargó a la consejera María Lorena Gutiérrez, mientras colocan a un verdadero experto en el tema mineroenergético. Desde que Juan Manuel Santos asumió la Presidencia de la República en 2010, han pasado por ese importante ministerio cinco funcionarios muy cercanos al Primer Mandatario: Carlos Rodado, Mauricio Cárdenas, Federico Rengifo; Amylkar Acosta  y Tomás González. Ninguno de esos ministros logró destapar los supuestos sobrecostos en Reficar; tampoco pudieron mostrar avances importantes en materia de minería ilegal y lo peor de todo, no disiparon los cada vez mayores temores sobre un eventual racionamiento. Así las cosas, la investigación de la Procuraduría sobre la trama Connecta y los roces que pudiera tener el funcionario con los actores del sector por un temido apagón, no son los verdaderos motivos para haberlo retirado del cargo hace varios meses. Fue un invitado de piedra en las discusiones sobre la enajenación de Isagen y un líder ejecutivo sin peso a la hora de enfrentar los problemas de Guatapé, de propiedad de EPM. La coyuntura energética requiere de un técnico diestro en asuntos políticos para ayudarle al Gobierno a salir del calvario en que el sector se halla.

La cartera de Minas y Energía desde su historia lleva 67 ministros, a quienes les ha correspondido armar el sistema eléctrico nacional que en alguna ocasión fue copiado por otros países, pero que no ha conseguido actualizarse ni blindarse de los apetitos burocráticos y negociantes de muchas personas jurídicas y naturales. En pocas semanas todos los ministros tendrán que salir de todas las juntas directivas por consejo de la Ocde y el director de esta cartera no será la excepción. Quien llegue tendrá que delegar no en un viceministro ni en un empleado suyo, la representación de los intereses gubernamentales en empresas de la talla de Ecopetrol, que sigue siendo la gallina de los huevos de oro de las arcas nacionales. Es un imperativo que el Presidente se reúna con los actores más importantes del sector y le marquen una hoja de ruta para varios años, y para empezar tiene que contar con un ministro de mucho peso, no un encargado.