Editorial

El necesario ajuste en el sector externo

<p>Lograr que Colombia sea un país exportador es uno de los retos más importantes, pero hay que afinar todas las políticas públicas en ese sentido</p>

Aunque en los últimos días se ha dado una corrección en la tasa de cambio como consecuencia especialmente del repunte de los precios internacionales del crudo, las cifras del sector externo están mostrando una tendencia importante de ajuste, que aunque preliminar, pueden estar indicando algunas conclusiones relevantes que deben ser monitoreadas por las autoridades, estudiosos de la materia, gremios privados y empresarios globales. En efecto, el primer informe de los datos del comercio exterior de este año muestran cosas interesantes, tanto en materia de exportaciones como de importaciones, que vale la pena evaluar.

La primera conclusión es que la mayor tasa de cambio está llevando a un ajuste grande en las importaciones por efecto del mayor precio en pesos que se debe pagar por ellas. En  enero, su disminución fue 28% y en general se dio caída en todos los sectores, pero preocupa la caída en materias primas y bienes de capital, en particular equipo de transporte, hierro y acero y maquinaria y equipo industrial. En el sector agropecuario las disminuciones principales se dieron en cereales y aceites. En concordancia con la menor actividad petrolera, las compras de gasolina y aceite sintieron ese impacto.

La caída en las compras al exterior por efecto de la mayor devaluación resulta entendible, más no es claro la nula respuesta de las exportaciones, dada la mayor competitividad que implica la mayor tasa de cambio. La caída total de las ventas al exterior fue 36% y aunque el descenso de las exportaciones de petróleo y productos de la industria extractiva es casi 50%, las manufactureras no muestran señal alguna de recuperación y su descenso es 17% con caídas mayores en ferroniquel, plásticos, papel, cartón y aceites. En el agro, la baja alcanzó 31%. 

La reducción de las importaciones ha impedido que el déficit en la cuenta comercial sea mayor, lo cual ayuda al objetivo de buscar un equilibrio en las cuentas externas que estructuralmente es fundamental. Es evidente que luego de un largo período de revaluación, la reacción de las exportaciones por una mayor depreciación de la moneda no se da de un día para otro, pero debe haber una política sectorial sólida para lograr el objetivo pretendido y que debe incluir no solo una evaluación de la experiencia durante varios lustros, sino plantear alternativas que permitan que el sector externo se convierta en un soporte de crecimiento y de desarrollo y contar también un plan de acción.

No es hora de hacer comparaciones con lo hecho por otros países en su manejo del comercio externo, pero es evidente que Colombia tiene, por ejemplo, una de las cifras más bajas en términos de exportaciones per cápita en Latinoamérica y el mundo de economías con un nivel similar de desarrollo al nuestro, y el balance deficitario de su cuenta corriente está adquiriendo niveles que generan gran vulnerabilidad frente a choques externos. Sin temor a equivocaciones, esta debe ser una de las prioridades de la política económica.