Editorial

El papel de la construcción en el crecimiento

La economía colombiana no va a crecer 3,6% este año, pero será la de mayor crecimiento entre las grandes de la región, es clave que sectores como la construcción se estabilicen

Editorial


El panorama global del crecimiento económico de este 2019, que poco a poco llega a su final, no es muy alentador: las economías desarrolladas crecen a tasas de 0,9% y las latinoamericanas tan solo a 0,5%, contrariamente a Colombia le sigue yendo bien en términos de PIB, a pesar de que la aspiración a registrar 3,6% de crecimiento no se va a dar esta vez; lo más probable es que la cifra esté cerca al 3,4% que sigue siendo muy alta y ubica al país como la economía grande en la región de mayor crecimiento. Ese optimismo se deriva del impulso a la inversión del sector privado y el consumo.

El caso colombiano es digno de mostrar si se observa el panorama internacional al cierre del año. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial dan por descartado que la economía global va a entrar al congelador como consecuencia de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos y las incertidumbres que esta situación genera en todos los países. Según el FMI, “las pérdidas estimadas para la economía global por la guerra comercial ascenderán a US$700.000 millones hasta 2020, casi 0,8% del PIB mundial”.

Los buenos augurios sobre el desempeño económico colombiano son refrendados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) que también ve la economía local como una de las mejores a la luz de su informe sobre las perspectivas económicas en el que ve un crecimiento sólido de 3,4% para los dos próximos años. No hay que dormirse en los laureles y hacer que esas proyecciones se cumplan y que los sectores rezagados repunten. Tal es el caso de la construcción.

Este sector en el primer trimestre, es decir, los meses comprendidos entre enero y marzo, estuvo en terreno negativo con -4,3%. La construcción de edificaciones residenciales y no residenciales, también cayó -7,9%; contrariamente, la construcción de carreteras y de otras obras de ingeniería civil repuntó 8,5%, y las actividades especializadas para la construcción -2,9%. No fue un comportamiento parejo y traía la incertidumbre del cambio de la administración nacional.

En el segundo trimestre -de abril a junio- el crecimiento total fue positivo con 1,2%. La construcción de edificaciones residenciales y no residenciales registró -4,8%; las carreteras y otras obras de ingeniería civil llegaron a 13,9%, mientras que las actividades especializadas para la construcción pasaron a terreno positivo de 0,8%. Y el último trimestre reportado, entre julio y septiembre, el sector de la construcción volvió a caer a terreno negativo con -2,6%; las edificaciones residenciales y no residenciales se desplomaron hasta -11,1%, y la construcción de carreteras y de otras obras de ingeniería civil volvieron a repuntar con 13,0%. Las actividades especializadas para la construcción estuvieron en -3,2%. La única palabra con la que se puede calificar el sector es de irregular, una palabra que hay que cambiar dado lo que representa la construcción para el crecimiento del PIB y sobre todo para la generación de empleo formal e informal.

El papel de la construcción sobre el PIB es fundamental y su comportamiento mucho tiene que ver con las tasas de interés y las políticas públicas de desarrollo del sector, no es un “jugador solitario”, la construcción articula muchas cadenas y es el de mayor transformación en las regiones.

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