Editorial

El Plan Nacional de Desarrollo es para cumplirlo

A pocas horas de cumplirse la fecha límite para que el Congreso le dé el visto bueno a la hoja de ruta del gobierno Petro, hay que exhortar a que lo aprobado, se siga y se cumpla

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Diario La República · El Plan Nacional de Desarrollo es para cumplirlo

El debate que siempre se ha dado en el Congreso de la República, y que venía saturado por discusiones, enfrentamientos y tutelas de varios artículos que integran el proyecto de la reforma a la salud, esta semana le dio todo el espacio a la discusión del Plan Nacional de Desarrollo (PND).

Y es entendible. El PND es la hoja de ruta que tiene el Gobierno Nacional para definir sus acciones y estrategias en los cuatro años que dura el período presidencial. Es una especie de fórmula que dice cómo invertir y en qué áreas hacerlo para garantizar no solo el crecimiento económico, sino también el bienestar social.

En la década del 60 Colombia empezó a materializar sus políticas de planeación, una herencia que dejó la visita del economista canadiense Lauchlin Currie en 1949, quien lideró en el país una visita del Banco Mundial, llamada la Misión Currie. Tuvieron que pasar 12 años para naciera el primer Plan Nacional de Desarrollo estructurado (1961), bajo el gobierno de Alberto Lleras Camargo, con un nombre escueto y básico (Desarrollo económico y social), pero que marcaría un gran paso para la puesta en orden de las arcas del país y dejar claro en qué gastamos, cuánto gastamos y cuándo hacerlo.

A partir de ahí, han sido 16 los PND estructurados bajo distintos nombres: Planes y programas de desarrollo (1969-1972), Las cuatro estrategias (1970-1974), Para cerrar la brecha (1974-1978), Plan de integración social (1978-1982), Cambio con equidad (1982-1986), Plan de economía social (1986-1990), La revolución pacífica (1990-1994), El salto social (1994-1998), Cambio para construir la paz (1998-2002), Hacia un estado comunitario (2002-2006), Estado comunitario: desarrollo para todos (2006-2010), Prosperidad para todos (2010-2014), Todos por un nuevo país (2014-2018), Pacto por Colombia, pacto por la equidad (2018-2022) y el que busca la luz verde bajo el gobierno Petro (2022-2026) llamado Colombia potencia mundial de la vida.

A pocas horas de cumplirse la fecha límite de aprobación del Congreso de la República, hay que hacer una reflexión. Más que una sugerencia, es un llamado a que el PND, que todo apunta a que será aprobado, se siga y se cumpla.

Los planes de desarrollo han dejado una buena herencia y este no será la excepción. Este PND, que tiene un estimado de inversiones públicas para los próximos cuatro años de $1.154 billones, fue montado por el economista y director del DNP, Jorge Iván González, sobre cinco grandes transformaciones: seguridad humana y justicia social; convergencia regional; derecho humano a la alimentación; transformación productiva internacionalización y acción climática; y el ordenamiento del territorio alrededor del agua y justicia ambiental.

Todo está presto para no improvisar sobre la marcha y evitar que el Gobierno vaya a la deriva o que se ahogue en aguas tormentosas por discursos políticos poco estratégicos que invitan a la revolución y no a la concertación. Pero la duda es ¿qué tanto se va a cumplir de ese papel que hoy discute el Congreso? Petro tiene el deber de no repetir lo que pasó con el Plan de Desarrollo de Bogotá, cuando siendo alcalde de la capital del país incumplió la ejecución de grandes obras de infraestructuras y de educación que estaban plasmadas en esa hoja de ruta. El reto no es que lo aprueben, el reto es cumplirlo.

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