El poder de las remesas golpea la devaluación
miércoles, 14 de diciembre de 2022
Quienes envían dinero desde el exterior hacia Colombia al final del año le han devuelto al peso algo del valor perdido desde junio y es un campanazo de alerta sobre su rol económico
Editorial
La noticia financiera desde el pasado junio tenía que ver con la devaluación del peso frente al dólar, hecho que disparó todas las alarmas sobre el empobrecimiento de los colombianos en términos de ingreso per cápita, PIB, la pérdida del poder adquisitivo para las importaciones y la importancia en la canasta familiar de los bienes y servicios comprados en el exterior.
La última vez que la moneda nacional estuvo por debajo de los $4.000 fue el viernes 17 de junio, antes de las elecciones presidenciales en segunda vuelta del domingo 19, cuando registró $3.900; una vez se conocieron los resultados electorales en los que el Gobierno Nacional dio un giro a la izquierda, la moneda se devaluó fuertemente, a lo que contribuyó inexorablemente el alza de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal que actuó como una “aspiradora de dólares” en los mercados emergentes generando un efecto dominó de capitales golondrina rumbo a buenos intereses en el norte.
Y desde allí se sumaron pequeñas acciones que enturbiaron el panorama económico, como fueron las sinsalidas de la Ministra de Minas y la abierta decisión política, más no económica, de la administración Petro de reducir las exploraciones y explotaciones petroleras; pequeños hechos que tuvieron consecuencias en la tasa de cambio y que han llevado a que el peso colombiano sea la cuarta moneda más devaluada entre enero y diciembre, superando 15%, quizá un porcentaje más normal en materia de pérdida de valor frente al dólar.
Las últimas dos o tres semanas de final de año, el dólar se ha mantenido en torno a los $4.820, un valor bastante depreciado, pero menos dramático que los $5.000 que alcanzó a cotizar en ciertas jornadas y por el cual se rompieron las vestiduras del daño que le hacía a la economía las ideas de izquierda llevando las riendas del país. Pero hay un factor que empieza a pesar en la economía colombiana al que se le debe “la normalización” de la tasa de cambio. Se trata del poder de las remesas, que este año alcanzarán los US$10.000 millones y que se convierten en un poder transformador para varias regiones que reciben este dinero, tales como Valle del Cauca, Eje Cafetero y Antioquia, en particular, territorios que viven un auténtico boom de dólares y euros provenientes de coterráneos que viven en Europa o Estados Unidos.
Que esta semana el dólar esté en $4.795 en promedio, lo que significa caídas de $44 frente a la tasa representativa del mercado habitual de unos $4.835, es un hecho muy ligado a los miles de nacionales que vienen a pasar las fiestas de fin de año. Las remesas ya son el segundo ingreso más importante para el país, después del petróleo. Al cerrar 2022 se espera que los cinco millones de colombianos que viven en el extranjero envíen más de US$10.000 millones, cifra que impacta a unas 20 millones de personas residentes en departamentos tradicionales en exportación de mano de obra, lo que no es distinto a decir que es 40% de la población colombiana, una cifra histórica; en 2021 fueron US$8.597 millones, que ineludiblemente seguirá creciendo. El mercado de las remesas puede mover en promedio unos US$600 millones al mes, lo que es una dinámica monetaria envidiable que no la tiene ningún otro sector de la economía y para la cual debería haber políticas públicas deliberadas.