Editorial

El primer año de cinco del gobierno de Santos

<p>El único y más efectivo consejo para el sexto año de gobierno, no tiene que ver con algo diferente a recuperar el liderazgo del primer mandatario.</p>

La administración del presidente, Juan Manuel Santos, cumple el primer año de su segundo mandato, y su evaluación tiene una característica especial y es la de que los resultados del período en cuestión están ligados a lo que ocurrió en el primer cuatrienio bajo su responsabilidad. Distinto pasaría si hubiese sido elegido hace apenas un año.

Puede resultar una paradoja, pero el panorama, en particular en el campo económico, es muy distinto pasados estos 365 días, al registrado previo a él, lo que podría dejar la impresión errónea de que es una administración distinta. Sin embargo, al profundizar en el tema hay que reconocer que en las condiciones de la economía global se ha dado un cambio acelerado que ha impactado desfavorablemente a las economías emergentes, a América Latina y en el caso particular a nuestro país.

Las evidencias en este sentido son contundentes. El crecimiento del PIB en 2014 alcanzó 4,6%, similar al registrado en 2013 que mostraba una tendencia ascendente y muy por encima de la registrada en los principales países de la región. Sin embargo, desde mediados del año pasado comenzó a notarse una caída en la actividad productiva interna empujada por la caída abrupta en los precios internacionales del petróleo, que destapó la vulnerabilidad de la economía local por su dependencia de las exportaciones de la industria extractiva, sin que Colombia fuera un país petrolero o minero.

Este 2015 muestra claras señales de decaimiento, que hacen pensar en un crecimiento inferior a 3%, más de 50% por debajo del registrado el año anterior, y un creciente estancamiento de las exportaciones, que ha empujado el faltante de la cuenta corriente del sector externo a cerca de 7% del PIB. En concordancia, se ha dado un deterioro en las finanzas del gobierno central y una reducción significativa de los recursos de transferencias que por regalías van a las regiones. Como consecuencia en buena parte de ello, se ha dado un devaluación acelerada de la moneda, solo comparable con la ocurrida a mediados de la década de los ochenta en la que se dio una crisis cambiaria y fiscal sin antecedentes. La confianza empresarial al arranque del segundo año de gobierno está a la baja por la situación y la preocupación por el rumbo de las negociaciones del gobierno con las Farc, próximas a cumplir los tres años.

Es quizá ahí donde el gobierno tiene en principal reto: recuperar el clima de confianza y mostrar la capacidad para enfrentar la desaceleración económica con medidas creíbles, la primera de la cuales es la evaluación integral del impacto de la depreciación de la moneda sobre variables tales como la inflación, la estructura de costos y los intereses de la deuda pública y privada.

Sin duda el liderazgo del primer mandatario es fundamental para revertir la tendencia y recuperar la ruta objetiva y subjetiva.