Editorial

El reto de los nuevos alcaldes y gobernadores

<p>Los elegidos deben olvidar sus jefes políticos y partidos y enfocarse en llevar sus ciudades y departamentos a otra etapa de desarrollo y bienestar.</p>

Como muy pocas veces en la historia reciente del país, las elecciones de ayer domingo estuvieron marcadas por un inusual empate técnico pronosticado por diferentes empresas de estudios de mercado. La diferencia en la intención de voto, según las encuestas, estaba dentro del margen de error en las principales ciudades, lo que revestía la jornada electoral de un especial ‘morbo’ mediático de si las firmas de sondeos acertaban con su trabajo o se equivocaban. Como en todo, hubo unas que ganaron y otras que perdieron y queda pendiente para las autoridades de control y vigilancia de mercados, no electorales, entrar a revisar el impacto de las encuestas científicas en el libre desarrollo del debate político.

Solo la contienda electoral le permite a las personas comparar encuestas o resultados de sondeos y darse cuenta cuales aciertan con sus cifras y cuales simplemente le hacen grandes favores a algunos candidatos para inflarlos o madurarlos ante unos electores y un flaco favor a la democracia. Profesionalizar las encuestas o al menos estructurar mejor sus estudios (en términos científicos) es una tarea pendiente y que no se debe dejar para cuando haya de nuevo elecciones. Pero los resultados ya tienen unos ganadores y vencedores reales que deben empezar a gobernar sus municipios y departamentos desde el próximo primero de enero y es una obligación para ellos llevar a su gobernados a otra nivel de desarrollo y bienestar.

En Bogotá hay más de $5 billones en la Tesorería Distrital que no se han podido ejecutar en esta administración que termina y que se convertirán en punto de partida para que el alcalde electo, Peñalosa, pueda dar resultados en pocos meses; a esto se debe sumar un presupuesto superior a los $17 billones, recursos que deben ser bien administrados para cambiarle la vida a los habitantes de la Capital. En Medellín el principal reto que tiene Gutiérrez es seguir la hoja de ruta de una ciudad que ha demostrado ser un verdadero motor de transformación social. Armitage tiene la obligación de convertir la capital del Valle en la capital del Pacífico colombiano, de tal manera que involucre más a la región suroccidental que siempre a tenido como epicentro comercial, empresarial y económico a Cali. La Barranquilla de Char debe consolidar la buena racha de administraciones y no debe dejar que los intereses proteccionistas del interior vuelvan a encerrar la puerta de oro de Colombia.

Los retos de los nuevos gobernantes trascienden los partidos y sobrepasan los diagnósticos de movilidad, seguridad, salud, ambiente y educación. Hoy los ganadores no tiene partidos ni jefes políticos, tienen responsabilidad con todos los habitantes. Ojalá las administraciones locales y regionales ganadoras tengan un compromiso grande con la historia y sepan hacer progresar al país.