Editorial

El teletrabajo no se puede dejar morir, pero...

Trabajar desde el hogar o teletrabajar, son modas que estuvieron en pleno furor durante la pandemia, entre 2021 y 2022, pero ahora todo parece indicar que la modalidad está en crisis

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Todas las tendencias funcionan hasta que se convierten en modas y empiezan a aflorar los verdaderos problemas. Eso le sucedió al fenómeno del teletrabajo o trabajo en casa, que tuvo su cuarto de hora desde finales de 2019 y que se extendió hasta 2022.

Confinar a millones de familias en sus hogares para protegerse, del hasta entonces mortal coronavirus, desató una ola de reuniones por videoconferencia, llamadas interminables, desolación en las oficinas y millones y millones de trabajadores laborando en pijama.

Incluso muchos optaron por abandonar las ciudades y refugiarse, como unos auténticos nómadas digitales, en casas de campo, la playa, pueblos y veredas, hasta que llegó el año de la verdadera normalidad o postpandemia, este 2023, y las cosas cambiaron radicalmente.

La conclusión es que a los jefes y la alta gerencia de las grandes empresas ya no les gusta el teletrabajo, prefieren que las cosas se hagan a la vieja usanza, tener a todo el personal controlado visualmente y que cosas simples se solucionen con una conversación, no con una videoconferencia, por lo general boicoteada por las constantes fallas técnicas, el pésimo internet o por el simple hecho de que no se encendían las cámaras.

Lo que se pensaba que había llegado para quedarse como una solución genial a los desplazamientos y para aupar el bienestar de los trabajadores, y aumentar el salario emocional, empieza a esfumarse por varias razones. Primero las cifras: íconos o pioneros de la idea como Twitter, Amazon, Google y Disney, curiosamente, todas empresas de base tecnológica, han dictaminado que “no más teletrabajo, no hay sustitutivo al hecho de reunirse en persona”. En Colombia, las cifras del Dane muestran que el trabajo remoto está siendo asunto del pasado.

En la última Encuesta Pulso Social, las personas que afirmaron trabajar remotamente pasaron de representar 9,1% en abril de 2022, a 5,54% en marzo de este año, una clara tendencia a bajar y convertirse en una anormalidad trabajar desde la casa. Según cifras del Dane, 89,1% de los jefes de hogar manifestó que ya no estaban desempeñando labores exclusivamente de forma remota.

La Federación Colombiana de Gestión Humana plantea que los empleados que se encuentran trabajando de forma remota no lo están haciendo 100% de forma virtual. “De las empresas que afirmaron continuar con la modalidad de trabajo virtual, que son 55,2% de ellas, 15,8% lo implementa únicamente un día a la semana; 24,15% lo hace dos días a la semana; 28,5%, tres días a la semana; 8,2%, cuatro días a la semana; 19,6%, cinco días y solo 3,8% lo hace durante seis días a la semana”.

Cambio de tendencia impulsado no solo por los empleadores, sino también por los mismos trabajadores que están pidiendo regresar a la presencialidad. Las empresas han incurrido en gastos que antes no tenían, como es el pago de servicios públicos al trabajador y casi traslado de las oficinas a los hogares, una suerte de franquicias hogareñas.

Los trabajadores plantean que “la rutina, el encierro, la falta de interacción e incluso la soledad han sido factores determinantes para que muchos colaboradores pudieran regresar a sus oficinas”. Casi 100% de los encuestados afirma que las oficinas están vinculadas con temas de integración y el desarrollo humano debido al intercambio de ideas, convivencia y conexiones generadas como consecuencia de la interacción presencial. El teletrabajo deberá pasar a revisión y mejoramiento para ser realidad.

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