Editorial

El temor por la destorcida económica de China

<p>La economía china desacelera y destapa graves problemas de financiación pública y privada, proliferan pirámides y &nbsp;prestamistas.</p><p>&nbsp;</p>

Ayer nuevamente las principales bolsas de valores del mundo cerraron a la baja, pero esta vez el motivo no solo fue el precio del petróleo, sino también los malos datos sobre la producción industrial china. Según el reporte de Bloomberg, “el índice FTSE-100 de Londres perdió 0,39%; el Dax 30 de Fráncfort 0,41% y el CAC-40 de París un 0,56%. El Ftse-Mib de Milán retrocedió 0,92% y el Ibex 35 de Madrid 0,31%. Y en Nueva York, Wall Street se vio afectado negativamente por los mismos factores”.

Lo del petróleo está tocando fondo y los países de la Opep ya están en consultas para ver qué hacen con la sobreproducción, según los expertos en el mercado de hidrocarburos, pero lo de China es una situación que se empieza a calificar como el gran fantasma para este año. Siete años después de la crisis de 2008, de la cual no se han repuesto muchos países, se habla con insistencia sobre “el tercer tsunami de la crisis y esta vez directamente de China”. 

Empecemos por recordar una noticia que pasó desapercibida en enero pasado cuando se conoció que el crecimiento anual de la economía china (6,9%) era el más lento del último cuarto de siglo y se ha empezado a hablar de desaceleración, pues las tasas están muy por debajo de las proyecciones gubernamentales. Uno de los jinetes del Apocalipsis llega de la mano del alto endeudamiento público y privado. Ayer las autoridades chinas destaparon una estafa que supera los US$10.000 millones a casi un millón de inversionistas a través de E-zubao, la mayor plataforma de préstamos entre particulares. La proliferación de los bancos paralelos es un problema que nunca antes se había vivido en una economía, más aún del tamaño de China. Se dice que en ese país operan más de 6.000 bancos tipo pirámide.

Lo más preocupante de la desaceleración china es que en el último trimestre del año pasado, el crecimiento del PIB fue de 6,8%, menos que el ritmo habitual que estaba por encima de 7%. A las cifras macro se suma la incertidumbre que vive la bolsa de valores que hace seis meses tuvo uno de sus peores momentos ocasionando que la mitad de las compañías listadas en el mercado secundario hubieran retirado sus acciones o deslistado de los índices para no seguir perdiendo valor.

Todo esto que ocurre en China obliga a que los países emergentes, como Colombia, que se habían catapultado vendiéndole materias primas e importando manufacturas baratas reformulen sus estrategias. El más golpeado del vecindario sin lugar a duda es Brasil que no solo vive una convulsión política interna, sino que padece un declive comercial por depender del mercado asiático. Es un hecho que la fábrica china, que no parecía tener marcha atrás hace tres años, está cambiando en tiempos y movimientos y no sabemos a ciencia cierta qué puede pasar.