Editorial

El último trimestre de 2024

Gráfico LR

La otra semana comienza octubre, tiempo en el que se acelera el cierre de un año cargado de crispación política e incertidumbre, lo mejor es un pacto por el crecimiento económico

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Diario La República · El último trimestre de 2024

El lunes se reúne la Junta Directiva del Banco de la República para revisar su tasa de interés, la de intervención en el mercado, con el imperativo de bajar el costo del dinero (hoy en 10,75%), muy a pesar que la inflación sigue siendo alta (6,1%).

La experiencia dicta que entre octubre y diciembre se salva el año para la industria manufacturera, los importadores, los cafeteros y los comerciantes. Mucho del consumo se mueve por las elevadas corrientes de dinero de las remesas que llegan a las regiones colombianas; una nueva batería de crecimiento económico que otrora no existía; todo parece indicar que este año se romperá el récord de los US$12.000 millones en dinero que envían nacionales del exterior a la economía local.

Es para la época comprendida entre octubre y diciembre que las familias ahorran, un tiempo marcado por varios puentes festivos, fiestas muy marcadas de vacancia generalizada más una semana de receso de los colegios y las universidades; los poco más de los noventa días que le restan a este 2024 estarán marcados por alto consumo de las familias, y si el Banco Central ayuda, la tasa de usura puede bajar más de lo mensual, la más barata de los últimos tres años, y los bancos no tener más remedio que reducir la tasa de las tarjetas de crédito, para que los consumidores puedan tomar decisiones de compra de esos bienes que necesitan y cuyo consumo lo tenían suspendido desde antes de la pandemia.

El último trimestre del año llega con una inflación a la baja, menor de 6% en septiembre, con la intención de cerrar este 2024 en 5,5%; la tasa de intervención ha ido cediendo por encima de 0,25 puntos cada mes, pero aún es de más de un dígito; la usura que marca el consumo de las tarjetas está en un alto 28,8%, y el ritmo de crecimiento de la economía, según el ISE, viene mejorando mes a mes con cifras positivas no vistas desde hace dos años; toda una batería de buenas razones para creer que el cierre del año no será tan malo como el de 2023 y demostrando que la economía puede ir por una carretera distinta a la de la crispación política.

Los nubarrones vienen del Gobierno Nacional y su agenda de proyectos de ley en el Congreso: la reforma laboral, la de la salud y una incipiente tributaria enredada entre la Ley de Financiamiento. A todas estas intenciones que golpearán el rumbo de la economía de ser aprobadas se les acaba el tiempo, por la importancia de los asuntos que tratan y por la poca disposición de los congresistas a analizar los temas y darles el tiempo adecuado de discusión.

A todos esos proyectos se les sumará la discusión tripartita del salario mínimo para 2025 en un año político, de triunfos y derrotas al interior del Gobierno. Si la inflación se ha reducido y el crecimiento va rumbo a 2% durante el año que termina, lo normal es que el incremento del salario mínimo no pase de 10%, máxime en un año de baja productividad, pero como estos últimos noventa días son la antesala de un año electoral y cargado de política, el Gobierno Nacional puede usar el debate salarial para darle una carga electorera.

Y el último elemento crucial de este trimestre son los cambios que se avecinan en el Banco de la República; la gerencia general debe ser ratificada por reelección, lo que no genera muchas preocupaciones, pero al final de enero deben salir varios codirectores lo que cambiará el equilibrio para los dos años restantes. Es un buen tiempo, pero también unos meses de tensión económica.

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