El valor de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”
martes, 26 de abril de 2022
El hombre más rico del mundo se ha hecho con Twitter, una red social que no es un éxito económico, pero sí ha logrado convertir la brevedad en la piedra angular de la influencia
Editorial
Elon Musk lo tenía claro desde el comienzo e iba por la red social más informativa a cualquier precio: “quiero hacer Twitter mejor que nunca al potenciar el producto con nuevas características, convertir los algoritmos en fuente abierta para incrementar la confianza, vencer a los ‘bots’ de ‘spam’, y autentificar a todos los humanos”.
Y lo ha logrado, comprará la compañía por US$44.000 millones, utilizando una de las mayores operaciones de compra apalancada de la historia para privatizar una plataforma de redes sociales de 16 años de antigüedad, que se ha convertido en un centro del discurso público y en un punto álgido en el debate sobre la libertad de expresión en línea, según Bloomberg, que ha definido el millonario negocio como la movida del año teniendo en cuenta que el polémico empresario estadounidense tiene más de 83 millones de seguidores en Twitter, que comenzó a acumular acciones en la empresa el pasado enero y reveló una participación de 9% a principios de este mes. “Ese puesto lo invitó a unirse al directorio general, una oferta que finalmente rechazó, solo para dar la vuelta el 14 de abril con una oferta no solicitada para comprar la empresa y convertirla en organización privada”.
Una movida que dará mucho de qué hablar en el mediano plazo en el sector de los medios de comunicación, pues la operación global aún no da las utilidades prometidas a los inversionistas, ni ha logrado rentabilizar los contenidos, no obstante nadie discute la influencia de la red social en las discusiones locales en cada país. Solo en Colombia, Twitter rige las tendencias informativas en cada jornada, a las que se suman todos los medios de comunicación que tratan de montarse en cada emisión en sus tendencias temáticas, incluso las empresas de consumo masivo y los directorios políticos contratan las llamadas “bodegas” para tratar de dar línea de contenido y formar la opinión pública en unas audiencias cada vez heterogéneas susceptibles de moverse en auténticos cardúmenes marinos. La idea de Musk de comprar la red social con el objetivo de proteger o preservar la libertad de prensa está por verse o en veremos, pues el nuevo dueño además de ser propietario de Tesla es mayoritario en Space Exploration Technologies Corp, cuenta con un amplio portafolio de intereses financieros. Según los listados de Bloomberg, es el hombre más rico del mundo con un patrimonio neto estimado de US$273.600 millones.
El punto es que siempre ha hablado de darle un giro en la política corporativa que fomente la libertad de expresión, un concepto que no deja de ser particular e impreciso. Lo que presentan los usuarios mensuales activos de la red social es un patrimonio insospechado e incuantificable, a 2024 espera tener 340 millones en todos los países en donde opera el sistema inventado por Jack Dorsey el 21 de marzo de 2006 en San Francisco. Si el objetivo no es vivir de su rentabilidad, tarea que tiene bien difícil en un mundo muy competitivo, la expectativa está en cuál será el giro de una compañía de medios que basa su poder en la influencia en el campo político y económico, bajo el precepto popular de que “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, pues el mismo Musk o el expresidente Donald Trump, para citar solo dos ejemplos, solo comunicaban sus decisiones por este medio que encontró en la comunicación corta y precisa, su fórmula de éxito.