Editorial

El verdadero salto competitivo

<p>Colombia progresa en los listados, pero en la práctica sigue siendo un país de pocas practicas en términos de eficiencia.&nbsp;</p>

Si fuera por los listados y los rankings, Colombia sería uno de los países que más les gusta medirse en todo (por eso queremos entrar a la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico). Pero cuando se analiza para qué nos medimos y nos comparamos, las razones se esfuman y se quedan en presentaciones de Power Point. Por fin mejoramos en el listado del Banco Mundial que mide la competitividad y que es conocido como el Doing Business, pasamos del puesto 53 al 34, al tiempo que se publicó la tabla de las regiones más competitivas del país.

Las dos noticias nos hacen pensar que los termómetros sirven para medir la temperatura cuando nos sentimos enfermos, pero que automáticamente debemos tomar acciones para mejorarnos, de lo contrario de nada sirve el dato que arroja el instrumento. Con lo sobre diagnosticado que está el tema de la competitividad en Colombia, los listados, rankings y tablas solo sirven para que funcionarios y entidades privadas del ramo participen en foros y eventos internaciones y traigan recetas mágicas que casi nunca funcionan.

Estamos de acuerdo con que lo que no se mide no mejora, pero hay que hacerlo con un sentido profundo de cambio, pues medir por medir para seguir diagnosticando no es la solución. La casuística en estos aspectos pesa y debemos pasar de lo teórico a lo práctico. El informe del Consejo Privado de Competitividad que revela el Índice Departamental de Competitividad debe  trascender la presentación académica y comprometer a las autoridades regionales en pro del mejoramiento continuo. De nada se vale decir que Bogotá, Antioquia, Caldas, Santander, Risaralda, Cundinamarca y Valle del Cauca, son las regiones más competitivas, sino se avanza del dato y oras regiones copian modelos de progreso. Ahora bien, no se pude hablar de departamentos en su totalidad, pues existen asimetrías al interior de las regiones. No es lo mismo hablar de Medellín que del municipio de Ituango en el caso de Antioquia, ni de Chapinero y Matatigres en Bogotá. Hay serias asimetrías por resolver.

Instituciones, infraestructura, tamaño de mercado, educación, salud, innovación y dinámica empresarial, son los aspectos principales a tener en cuenta al medir la competitividad en las regiones. Y en el orden internacional, no solo hay que quedarse con el Doing Business del Banco Mundial, sino que debemos ponderar los otros resultados de estudios más antiguos como el de la Universidad de Lausana en Suiza. Es bueno medirse, pero cuando se tiene certeza de para qué sirve el dato final y qué vamos a hacer con eso. Avanzamos en los indicadores, pero ojalá esos pasos trasciendan los rankings y los llevemos a la práctica.