Editorial

Emisor por ascensor y bancos por escalera

Los bancos deben apurar la transmisión de la baja de las tasas de interés, el Emisor hizo la tarea, pero los usuarios no se están beneficiando

Editorial

Un viejo cliché periodístico de los años noventa dice que el aumento de los precios sube por ascensor, mientras que los salarios suben por escalera. Eso más o menos se aplica a la situación de las tasas de interés del Banco de la República y el traslado que los bancos le están haciendo a los consumidores o en general al mercado del sistema financiero.

En diciembre de 2016, la tasa de intervención del Banco Central se redujo hasta 7,5% y esta semana, la última del primer mes del año en curso, llegó hasta 4,5%, es decir ha caído 300 puntos básicos en 13 meses. Si miramos la misma situación, pero desde la transferencia de esta política monetaria a los consumidores veremos una cosa bien distinta.

En diciembre de 2016, la tasa promedio de las tarjetas de crédito de bancos estaba en 31,38%; en septiembre de 2017 (mes en que se cambió el cálculo de la usura) registró 30,56% (cayó 82 puntos básicos frente a diciembre de 2016) y el 19 de enero de este año estaba en 29,31% y cayó 208 puntos básicos frente a diciembre de 2016 y 126 puntos básicos frente a septiembre de 2017.

En diciembre de 2016, la tasa promedio de los créditos de consumo de bancos estaba en 19,08%; en septiembre de 2017 (mes en que se cambió el cálculo de la usura) era de 18,38% (cayó 71 puntos básicos frente a diciembre de 2016) y el 19 de enero de este año era de 19,78% (subió 69 puntos básicos frente a diciembre de 2016 y 140 puntos básicos frente a septiembre de 2017). Claramente vemos que la transmisión del costo del dinero es asimétrica, por aquello inicial del ascensor y las gradas.

En casi todas las líneas de crédito se mantiene la misma situación: en diciembre de 2016, la tasa promedio de los préstamos hipotecarios “no VIS” en pesos de bancos estaba en 12,94%; en septiembre de 2017 (mes en que se cambió el cálculo de la usura) estaba en 12,12% (cayó 82 puntos básicos frente a diciembre de 2016) y el 19 de enero de este año estaba en 11,61% (cayó 154 puntos básicos frente a diciembre de 2016 y 29 puntos básicos frente a septiembre de 2017).

Y desde ayer la tasa de usura subió 48 puntos básicos las pasar de 31,08% a 31,52%; quiere decir que no sólo los bancos no le están copiando al Emisor, sino que algo de la morosidad se está viendo en el mercado. El hecho de que la tasa de usura suba sólo unas horas después de que la banca central baje los tipos de interés es un mensaje subyacente de que la mora durante el primer mes del año se disparó, un dato que falta corroborar esta semana.

El año que ya entra en su segundo mes arrancó con unos indicadores fundamentales pasables (tasas, inflación, desempleo, crecimiento), pero sí deja un sabor agridulce que la tasa certificada de usura por parte de la Superintendencia Financiera denote que para febrero será más caro comprar con tarjeta de crédito, es sabido que siempre los bancos rigen el costo del dinero de crédito plástico con la tasa de usura.

El punto ahora es cómo recuperar la confianza, no solo de los consumidores para que activen sus compras -especialmente de bienes duraderos- y los bancos bajen las tasas de consumo y las tarjetas de crédito. Seguramente, el primer trimestre será un lapso en el que se midan las decisiones tanto de préstamos como de compras.

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