Editorial

En los bolsillos de las grandes tecnológicas

Si no se le cobra impuestos a las compras que se realizan por Amazon o Alibaba, estas compañías tendrán más oportunidades de crecer que las locales, que sí generan empleo

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Hacer compras en cualquiera de las plataformas digitales de las grandes multinacionales tecnológicas que no tienen domicilio en Colombia está de moda y es una tendencia creciente que en pocos años acaparará la mitad de las ventas de productos y servicios. Es un hecho que no se quiere ni se puede evitar, pues es la total materialización de la globalización que ha llevado a Amazon, Alibaba, Google, Apple o Facebook a diversificar sus ingresos con base en miles de millones de clientes online en todos los rincones del mundo. Más allá de lo sexy o seductor que parezca comprar cosas por estas plataformas, hay un incentivo perverso que hace crecer sus ventas y que tiene que ver con el precio, pues esas adquisiciones simplemente no tienen impuestos locales, situación que se convierte en una suerte de cero arancel frente a las ventas locales, que dicho sea de paso, sí pagan impuestos y generan puestos de trabajo.

Era una buena iniciativa que la tributaria que fue radicada para su discusión en el Congreso hubiera incluido la tasa de 4% para esas compras, pues era una acción de justicia para nivelar la mesa de juego. Es cierto que la tecnología permite la realización de múltiples actividades de manera remota, a través de internet o por medio de nuevas técnicas como la impresión a 3D y que esa realidad ha sido bien aprovechada por las multinacionales tecnológicas de manera eficiente, hasta el punto de quebrar muchas compañías locales que no cuentan con la posibilidad de tener presencia física ni la capacidad de recolectar datos de los consumidores digitales. Ese es el nuevo escenario al que se tienen que enfrentar las empresas de países como Colombia quienes han visto ceder mercado o bajar sus ventas en beneficio de las multinacionales que ni siquiera tienen domicilio reconocido, pero que ya muerden una buena parte de las ventas en cualquier rincón del país.

El Gobierno debe empeñarse en combatir esa inequidad en la competencia global frente a la local, de tal manera que las empresas colombianas que desarrollan actividades similares estén en las mismas condiciones de juego, tal como lo han logrado las compañías europeas. Aquí, no solamente se paga IVA sobre los servicios digitales sino impuesto de renta a la tarifa plena para las sociedades, que hoy asciende a 33%. Es una lástima que no se saque adelante una medida que grave las actividades remotas o fugaces de los competidores extranjeros, pues así se reduce la ventaja injusta que en este momento tienen las empresas extranjeras frente a los competidores locales. Proponer una tarifa sobre las transacciones es la norma mundial en este tipo de impuestos.

La ubicación de las ventas y usuarios es una nueva dicotomía que debe estudiarse dentro del impuesto al valor agregado que poco a poco ha sido objeto de ajustes en los prestadores de servicios a través de internet.

Varios países cuentan con herramientas para recaudar impuestos sobre las actividades comerciales remotas realizadas entre compradores o usuarios en su territorio y han puesto en marcha un impuesto especial de retención en la fuente con el fin de facilitar el recaudo y reducir las cargas administrativas para las empresas del exterior, esta era una oportunidad en Colombia para que existiera la “justicia digital”, y es indispensable que sea estudiada.

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