Editorial

Es el momento para que el Valle despegue

El gobierno debe convocar a nuevas elecciones en el Valle para que esta rica región no siga retrasando su desarrollo.

Mientras las otras regiones económicas líderes como Bogotá, Antioquia y Atlántico ya armaron sus planes de desarrollo para los próximos cuatro años, en el departamento del Valle, la puerta al Pacífico y capital empresarial del suroccidente colombiano, se sigue esperando a que se estabilice el complicado mapa político, de tal manera que se pueda elegir a un gobernador con todas las calidades para que pueda empujar el desarrollo de esa rica zona.

Es inconcebible e inadmisible que el Valle del Cauca siga rezagándose en materia política frente a sus pares económicos.

El Caribe en general, con su epicentro industrial Barranquilla, ha empezado una verdadera carrera en pos de convertirse en la segunda ciudad de Colombia, como alguna vez lo fue.

Su clase empresarial y sus políticos han entendido que en el reto nacional por el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, su región es la que más ventajas competitivas tiene, y deliberadamente, están trabajando en optimizarlas a través del desarrollo de varios frentes estratégicos como son las vías, la educación y la eficiencia oficial para atraer empresas locales y extranjeras a radicarse en esa región.

Ni qué decir de Antioquia y Medellín, que desde hace más de una década han transformado la imagen de región conflictiva y violenta en una ciudad y un departamento prósperos cuna de las grandes empresas colombianas, donde el recurso humano es un preciado bien en el que se concentran todas las ventajas.

Distinto es el panorama que se vive desde hace un par de décadas en el Valle del Cauca, otrora región líder en lo político, empresarial y cultural. De ese tríptico, hay una pieza que no funciona adecuadamente y es la política que fue capturada por intereses oscuros que trabajan por patrimonios personales y no por el desarrollo de la región.

El Valle del Cauca fue capturado por discursos populistas, resentidos y violentos, que dieron rendimientos en las urnas, al tiempo que llevaron a las diferentes alcaldías de Cali y sus gobernaciones actores políticos que dejan mucho qué desear.

El desgreño político borró muchos años de civismo, empresarismo y globalidad, características históricas de la región. Ahora, el Ministerio del Interior tiene una oportunidad de oro para que se convoquen nuevas elecciones, se vigile a esos `grupos exitosos` en las urnas y perversos en la gestión pública.

El nuevo ministro debe actuar con premura para que el rico Valle del Cauca no siga sin un plan de desarrollo para los próximos cuatro años, un tiempo fundamental para el desarrollo de Colombia. Nada mejor le puede pasar a la economía colombiana y al sur occidente del país y es que el Valle recupere su liderazgo para que equilibre el desarrollo nacional.