Editorial

¡Es la corrupción, estúpido!

<p>Colombia no avanza en el Índice de Percepción de la Corrupción 2014 hecho por Transparencia internacional.&nbsp;</p>

Una vez más volvemos a utilizar uno de los titulares más raídos de la prensa económica mundial. “The economy, stupid” fue la frase utilizada por Bill Clinton en 1992 durante la campaña electoral contra el republicano George H. W. Bush, y con la que conquistó la Casa Blanca. Desde ese entonces “es la economía, estúpido” es una de las frases más usadas en los medios de comunicación, más aún cuando hay elecciones a la vista. Brevemente. Su origen se remonta a las postrimerías de la Guerra Fría y al comienzo de las guerras en Irak, dos circunstancias coyunturales que convertían a Bush padre, en un candidato imbatible por los demócratas, pero la campaña de Clinton, decidió enfocarse en la economía de bolsillo de los estadounidenses en lugar de seguir hablando de guerras en otros continentes. Y ganaron la partida.

Traemos la frase a colación porque lo hemos ajustado a la corrupción como ‘la madre de todos los males colombianos’, es el flagelo transversal a los mayores problemas nacionales y en el cual no evolucionamos. El Índice de Percepción de Corrupción (IPC) 2014, elaborado por Transparencia Internacional, reveló que Colombia obtuvo 37 puntos sobre 100 (siendo cero mayor percepción de corrupción y 100 menor percepción de corrupción) lo que lo mantiene en el puesto 94 entre los 175 países evaluados. Entre los 30 países de las Américas, Colombia se encuentra en el puesto 18 de la tabla y sigue ubicándose por debajo del promedio de la región (45), muy por debajo de países con calificaciones aceptables como Canadá (81), Barbados (74), Estados Unidos (74) y Chile (73).

 El Índice se elabora a partir de las opiniones de expertos sobre la corrupción en el sector público. En Colombia la académica Elisabeth Ungar, directora ejecutiva de Transparencia por Colombia, plantea que “si queremos más y mejores resultados es vital que se den procesos de reforma que hagan de la lucha contra la corrupción un tema transversal de todos los niveles de gobierno, que faciliten la denuncia, detección, investigación y sanción de la corrupción”. La percepción de corrupción en nuestro país puede ser mayor de lo que se califica, pues actos delictivos como soborno, evasión, tráfico de influencias, clientelismo, nepotismo y prácticas legales, pero inmorales, son pan de cada día.

La corrupción se lleva más puntos del PIB que la misma guerra interna que tiene una destinación específica. Los funcionarios corruptos están legalmente posesionados de sus cargos, disponen de recursos públicos millonarios y se han consolidado en un sistema capturado por más gente como ellos. La captura del Estado de la que habla Garay (2008) es una realidad que trasciende cualquier listado internacional que solo nos aporta una simple foto.