Editorial

Es también corrupción colarse en el Sisben

<p>Aprovecharse de los dineros públicos destinados al sisben, como un usuario necesitado, también es un acto de corrupción que debe castigarse</p><p>&nbsp;</p>

El país político, económico y empresarial, atraviesa por un momento de fuertes críticas por los constantes escándalos de corrupción a gran escala, que amenazan con paralizar la economía, especialmente el sector de la infraestructura. Estamos convencidos de que estos episodios lamentables para todos, es mejor vivirlos ahora y cortar por lo sano castigando duramente estos comportamientos, que seguir en medio de actos corruptos invisibles que nunca llegan a las instituciones de control y vigilancia, o que pasan desapercibidos por la opinión pública; tal como siempre ha ocurrido con un grueso de colombianos aventajados que se cuelan en el Sistema de Selección de Beneficiarios Para Programas Sociales, Sisben. Esta es una herramienta básica usada por las políticas públicas para asistir a los estratos socioeconómicos menos favorecidos. Por definición, el Sisben “es un conjunto de reglas, normas y procedimientos configurados para obtener información socioeconómica confiable y actualizada de grupos específicos en todos los departamentos, distritos y municipios del país”, de tal manera que los recursos escasos de asistencia pública lleguen para quienes verdaderamente los necesiten. El problema es que en Colombia funciona muy bien el dicho que reza, “hecha la norma, hecha la trampa” y cada día son más las personas con ingresos comprobados que se recuestan en los programas de subsidios para evadir sus compromisos o quedarse con los de la gente necesitada. Solo en Bogotá hay más de 4 millones de personas registradas en la base de datos, sin que exista un manera de filtrar la información y poder hacer seguimiento a la evolución de las políticas públicas en término de educación, salud y empleo. En hora buena el Departamento Nacional de Planeación busca evitar los colados en el sistema, especialmente de salud, a través de la confección de una gran base de datos con fuentes distintas de corroboración. Es una manera más clara de asignar subsidios y enfocar más el dinero público, pues se conoce que casi 60% de las ayudas estatales se quedan en manos de públicos diferentes a los más necesitados, a los que según las cuentas del DNP solo le llegan a 8,4% de los colombianos de pobreza extrema. Así como hay corrupción de cuello blanco que compromete a docenas de empresarios y políticos, quienes a través de diferentes delitos se quedan con una buena parte del dinero público destinado a obras, son millones los colombianos que abusan del sistema de ayudas y se quedan con el grueso de los programas asistenciales destinados a los más pobres. Tal como se ha denunciado con los programas de alimentación de los colegios públicos y las diferentes ayudas a los estratos socioeconómicos de bajos ingresos. Por todo lo anterior, es cada vez más necesario que haya una cruzada nacional para recobrar la honradez y el respeto por el dinero público.