¿Escasean los intelectuales de derecha?
sábado, 20 de enero de 2024
El mundo se construye con ideas y escenarios como Davos son propicios para argumentar ideas, soluciones y nuevos conceptos, la pregunta es por qué escasean ideas de derecha
Editorial
Al escritor uruguayo, Eduardo Galeano, se le atribuye una frase célebre que reza: “el poder, es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”; muy ajustada a la realidad que vive Colombia y que para entenderla hay que tratar de versar sobre el papel de la ideología, que nos define como ciudadanos, y los aspectos que determinan a las personas, valores y forma de pensar.
El país ya casi llega al meridiano del primer gobierno regido por ideas de izquierda, que accedió al poder visibilizando las asignaturas pendientes o crónicas del modelo económico como la pobreza, la inseguridad, la desigualdad y el débil funcionamiento de sistemas como el pensional (por la poca cobertura), el de la salud (por la escasa ruralidad), y el laboral (por el exceso de beneficios patronales).
Claro está que lo que más influyó en el advenimiento del gobierno de izquierda fueron la pandemia, las protestas y una administración anterior sin muchos logros visibles, que llegó al poder para desmontar la narrativa de paz, que había marcado los dos periodos anteriores.
La administración de Petro está atascada, como cuando un carro patina en barrial, no logra ejecutar, no tiene obras para mostrar y peca por ser afinado en los discursos sociales, pero errático o nulo al hacer cosas concretas.
Todos los ministerios y entidades han construido diagnósticos, más o menos apropiados, de las necesidades sociales y maneras de entender la precariedad que reina, al tiempo que no saben cómo sacar el carro del atolladero; y es porque las ideas de izquierda enfocadas en la situación actual del individuo, son abordadas desde la sociología, la filosofía, la antropología, la economía social o para el desarrollo, en donde los protagonistas son Adorno, Habermas, Marx y Gramsci, entre otros, que proveen maneras de entender la realidad, desde el conflicto, la lucha de clases, el fracaso y los problemas estructurales, desde hechos historiográficos basados en guerras, crisis, desastres y recesiones, no desde éxitos de los países. No en vano, son inexistentes los países (entiéndase sociedades) de corte comunista o socialista que sean un modelo a imitar.
Abundan los intelectuales retóricos de izquierda, pero son bien escasos los que pueden mostrar modelos exitosos de desarrollo humano. Y eso ocurre, volviendo a la frase de Galeano, porque “el poder, es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”.
La objetivización de los problemas y las protestas son una manera de tomar el poder, de acceder a un mandato, pero una vez se ha tomado, “se toca con los beneficios o usos de la derecha”, es decir se rinden ante las mieles del poder.
Un caso típico son los sindicatos alemanes en los que abundan reivindicaciones de libre mercado y calidad de vida, pero cuando se convirtieron en sindicalistas sus reclamos eran otros de subsistencia. El presidente argentino, Javier Milei, hizo ruido en Davos porque allí abunda la retórica de izquierda y porque los intelectuales de derecha no van.
Hubo autores liberales de derecha como Friedman, Hayek o Mises, que son economistas y que con sus ideas originaron casos exitosos en el libre mercado, el Estado mínimo y la competencia, pero en la discusión global actual brillan por su ausencia, solo se ven a lo lejos a Deirdre McCloskey en el mundo desarrollado o a Axel Kaiser en la región, todo porque ser intelectual no es solo ser columnista, dar clases, aprobar un doctorado o publicar en revistas académicas, es simplemente tener cosas reales qué mostrar.