Editorial

Esos viejos que vinieron del Río de la Plata

<p>El Papa Francisco y el saliente Presidente de Uruguay, Pepe Mujica, son los nuevos líderes de una región cambiante.&nbsp;</p>

La región del Río de la Plata, al sur occidente de nuestro continente, fue descubierta por el mismísimo, Americo Vespucio, hacia 1501, es una rica zona bañada por un amplio río del mismo nombre de unos 300 kilómetros de largo que sirve de frontera entre Argentina y Uruguay. Allí sobre su costa están Buenos Aires y Montevideo, las dos capitales de un par de países que siempre han sido destino de inversionistas europeos, pero que no siempre han compartido las mismas orillas política y económica. Por estos días, cuando vamos en camino de finiquitar el tercer lustro del siglo XXI, a los argentinos no les va muy bien en sus cuentas, mientras que a los uruguayos los números de su economía les sonríen. Pero más allá del balance financiero de las cuentas nacionales, han emergido dos líderes de alto impacto regional.

Hablamos del Papa Francisco quien con su carisma, sus decisiones simples y apostolado sin boato ni magnificencia está dejando huella en todo el mundo. Tiene una cátedra doctrinal basada en la simpleza y en la responsabilidad de los individuos en la sociedad. La Iglesia Católica no es la misma desde que Francisco ocupa el liderazgo en el Vaticano. Sus lecciones económicas jesuíticas están dejando huella y se pueden compilar desde una sola descripción: la humildad y el respeto son la base de todas las acciones en una época en donde se promulga más los derechos que los deberes.

El segundo personaje es José ‘pepe’ Mujica, un hombre simple que ocupa la presidencia de Uruguay desde 2010 y que dejará su cargo muy pronto, pero en este tiempo se ha convertido en ejemplo para los gobernantes del mundo acostumbrados a la abundancia de palabrería y pocas acciones concretas. No solo logró sacar de la recesión y de la difícil situación económica a su pequeño país, sino que conquistó los medios de comunicación con su información precisa, simple y de fácil comprensión. Se ha convertido en algo así como un profeta de la vida simple con resultados concretos en un mundo donde el consumo es el eje central de todas los objetivos empresariales. Al igual que Francisco, Mujica es un hombre de palabras sabias y acciones que dan ejemplo.

No es una reflexión militante, es un hallazgo que hacemos a diario quienes nos dedicamos a informar y que en estos días del año revisamos las agendas viejas y nos damos cuentas que está emergiendo en la región al igual que en otros rincones del mundo, una nueva forma de enfrentar la corta existencia; una formas cargada de humildad, simpleza, trabajo colectivo y mucho compromiso con las nuevas generaciones. Esos hombres que vinieron del Río de la Plata nos enseñaron este 2014 que no importa si se es guerrillero o sacerdote, hay cosas que tienen un idioma común: el trabajo por un mundo mejor.