Editorial

Freno de mano al desarrollo minero

El Minambiente de debe ser estricto y exigir compensaciones ambientales justas, pero debe hacer mover la minería. La `locomotora de la minería` no avanza y en ella está fundamentada una parte importante del modelo económico que debe transformar al país.

Si bien es cierto que el gobierno del presidente Santos ha avanzado en la construcción de los rieles por los que debe transitar este motor del desarrollo, como son entre otros la creación de la Agencia Nacional de Minería, la creación de un viceministerio responsable de los temas de este sector y la creación de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, la verdad es que el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Frank Pearl, no ha demostrado hasta la fecha ser un buen maquinista. La `locomotora de la minería` es particular en cuanto a que no son uno, sino dos los maquinistas que la conducen, el Ministerio de Minas por un lado, y el Ministerio de Ambiente por el otro. Y los vagones también están conformados por el marco regulatorio y las políticas públicas propias del sector, pero también por la visión y las normas que definen la política ambiental. ¿Qué sucede en la cartera de Ambiente? La trayectoria profesional y el talante del Ministro indican que es un maquinista adecuado para el momento, pero pareciera que su gestión esta secuestrada por `ambientalistas radicales` que tienen capturado el Ministerio y por las voces de las ONG`s ambientalistas. Esa tenaza presiona entidades técnicas como el Instituto Von Humboldt en donde pretenden modificar criterios para la definición de `páramos` que ya fueron establecidos científicamente. Es crucial que tengamos reglamentados los ecosistemas con conocimientos liderados por profesionales idóneos en la Alta Dirección de dicha entidad en cabeza de Brigitte Baptiste. No solo preocupa el freno que vive el sector, sino en contraste, el acelerador de la minería ilegal. Hay que reconocer que el Gobierno, en cabeza del Ministerio de Minas ha sido enfático en condenar esta práctica, calificándola incluso como fuente de corrupción y de financiación de grupos al margen de la ley. Los proyectos de minería a gran escala, eso sí vigilados muy de cerca por las autoridades para garantizar la mitigación correcta de su impacto social y ambiental, son el antídoto más efectivo para evitar que sea la minería ilegal la que se apropie de los recursos naturales y de extensas zonas de nuestro territorio, en detrimento de la generación de empleo formal y de recursos para las regiones. Los opositores al desarrollo de grandes proyectos existen y seguirán existiendo y su posición no va a cambiar porque es ideológica. Lo que es inadmisible es que el Ministro de Minas, que tiene la competencia para otorgar luz verde desde la perspectiva ambiental, se deje acorralar por la presión de quienes enarbolan la bandera verde. Siempre se oirán sus voces de protesta. El consenso que tanto le gusta al gobierno Santos no siempre es alcanzable.