Editorial

Gran ministro, para gran problema

Aún es prematuro para evaluar a Alejandro Gaviria, pero no hay dudas de su capacidad para enfrentar los líos de la salud.

Aún es prematuro para evaluar a Alejandro Gaviria, pero no hay dudas de su capacidad para enfrentar los líos de la salud.

Pocos académicos colombianos tienen el prestigio y reconocimiento práctico del nuevo ministro de Salud, Alejandro Gaviria. Casi ningún político cuenta con una formación académica similar a la de este ingeniero civil y ex decano de Economía de la Universidad de los Andes, y pocos académicos, políticos y personajes públicos tienen su carisma y credibilidad. El nuevo responsable de una de las dos carteras más emproblemadas de este Gobierno (la otra es Transporte) tiene muchos de los factores que nos auguran un buen desempeño, que no solo lo catapulte como una de las figuras nacionales más efectivas e influyentes del presente siglo, sino que le permita al sector de la salud dejar atrás ser sinónimo de lastre problemático que lo ha acompañado desde siempre.

Su paso por la academia, por Planeación Nacional, por medios de comunicación y organismos multilaterales, lo hacen poseedor de varios componentes vitales para la efectividad de su gestión. Pero sólo esperamos que todas esas flores y cualidades bien ganadas las transforme en los logros, las ejecuciones y las materializaciones que ese maltratado ministerio necesita. No es nada nuevo plantear que la cartera de la Salud ha sido la verdadera ‘cenicienta’ de los tres últimos periodos presidenciales, incluyendo el presente. La fusión del Ministerio de Salud con el de Trabajo para darle origen al tristemente célebre Ministerio de la Protección Social, ha sido uno de los errores menos sonados de la administración Uribe y es una de las raíces de la actual situación de desgreño que vive el sector.

Gaviria tiene que organizar la vena rota de las tutelas como instrumento legal para que los colombianos tengan acceso a médicos especialistas, se les atienda o les den unos medicamentos. Debe haber una nueva regulación de los derechos de la salud, es decir hacer una ley estatutaria que ponga en cintura el no POS. La siguiente tarea más compleja es acabar con muchas de las EPS que se convirtieron en fortines políticos, nidos de corrupción y empresas fantasma que vivían de unos afiliados a los que no atendían como debe ser. Y la tarea estructural más sencilla, tiene que ver con la organización del dinero del Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga) que no llega a los hospitales.

El sector de la salud en Colombia requiere una intervención de choque que trabaje en los frentes de las finanzas, de la confianza al sistema y de la solidaridad. Para lograrlo debe trabajar de la mano con la Superintendencia del ramo, de manera tal que esta entidad sin credibilidad, también consiga el nivel de profesionalismo de sus pares, como son la Superfinanciera, la Superindustria y la Supersociedades. Dura tarea, pero tenemos Ministro.