Editorial

Hasta los industriales se empezaron a ‘fecodizar’

<p>Los gremios deben tener un papel más productivo en la economía, no pueden reivindicar lo mismo que los sindicatos, son dos roles distintos que deben sumar.</p>

Para nadie es un secreto que Fecode (gremio de profesores) es uno de los sindicatos más beligerantes que funciona en el país, quizá al lado de la Unión Sindical Obrera, USO; sus posiciones férreas en contra de las políticas gubernamentales y la lucha por los derechos de sus afiliados son sus constantes históricas. Pero una cosa es un sindicato y otra muy distinta un gremio de la producción.

Deja mucho que desear que los industriales, a través de su gremio madre, la Andi, empiecen a hacer reinvindicación social pidiendo protección ante la competencia internacional o lo que es peor subsidios para competir. La petición deja al descubierto graves falencias en el deber ser de los gremios cuyo objetivo no es otro que investigar para ser más competitivos, coadyuvar en la construcción de políticas públicas en beneficios de todos y trabajar al lado de los gobiernos locales, regionales y nacionales para el progreso del bienestar social, pero nunca ver el presupuesto nacional como una alcancía de la que también se pueden beneficiar a través de subsidios. ¿Habrá amenaza de paro?

Los industriales pueden ayudar a diseñar una reforma tributaria estructural en la cual no sean tan castigados a la hora de pagar sus obligaciones con el fisco, pero es muy desenfocado atacar los impuestos como siempre lo han hecho y por otro lado pedir subsidios o incentivos. La insólita petición del gremio, ad portas de su asamblea anual, sorprende pues si se revisan los contenidos de los discursos de eventos anteriores se ve cómo ellos mismos pidieron en su momento apurar los tratados de libre comercio y una tasa de cambio que fuera competitiva.

Pero ahora que la tasa de cambio los hace más que competitivos por razones de devaluación del peso y tenemos más de una docena de tratados de libre comercio funcionando, cambian el frente de batalla y empiezan a pedir subsidioso protecciones al libre comercio como las salvaguardias.

‘Fecodizarse’ no es otra cosa que enfrentarse al Gobierno Nacional de turno para negociar ayudas del erario público. Esa actitud se ha visto en el gremio de los ganaderos, en el de los cafeteros y los camioneros, pero nunca se había visto en el de los industriales. La desindustrialización que ha vivido el país, denunciada por Anif en su momento, no es otra cosa que un proceso de devenir histórico que ha sucedido en otros países emergentes, pero detrás de esos procesos es necesario un reacomodamiento y evolución, no puede hacer escuela la ‘fecodización’ de pedir y pedir sin ayudar a resolver los problemas estructurales de una industria que necesita pasar a otro estado de desarrollo y de compromiso conla inmensa mayoría de los colombianos.

Hubo hasta hace poco un largo periodo de revaluación donde se pudo importar a buen precio maquinaria, ahora hay un buen momento de devaluación que bien puedeser aprovechado para crecer en la industria.