Editorial

Hay que dejar de vivir en ‘modo catástrofe’

<p>El sector agropecuario debe aprender a ser más competitivo y dejar de esperar a que llueva o haga sol para declararse en emergencia y pedir dinero.</p>

Muchos de los sectores productivos del país (especialmente los del agro) han aprendido a vivir en ‘modo catástrofe’, que no es otra cosa que vivir de las ayudas estatales destinadas como consecuencia de los desastres naturales, los paros y protestas o por su misma falta de competitividad en un mundo globalizado. Se reclaman ayudas presupuestales por exceso o escasez de lluvias y algunos han disfrazado aportes tributarios bajo la existencia de los millonarios fondos parafiscales que se usan para todo menos para hacer progresar un cultivo o un desarrollo pecuario. Un amplio sector de la economía deben aprender a vivir más allá de las ayudas estatales.

Ahora que el Ideam ha sentenciado que entramos en una fase dura del Fenómeno de El Niño ya se ven llegar a tocar las puertas de los ministerios de Hacienda y de Agricultura a pedir ayudas varios gremios porque no planearon ni previeron que este iba a ser un año duro en términos climáticos por la escasez de lluvias. ¿Qué empresario importador no se cubrió cuando vio subir el dólar al precio de hoy? ¿Por qué los ganaderos no previeron la situación ni trabajaron en época de lluvias para que sus semovientes tuvieran agua para esta época? El presupuesto de todos los colombianos, construido por todos los pagan impuestos, no es de caucho, es finito y no puede alargarse para subsidiar más a las actividades del campo o para darle un dinero por cada vaca para que pueda beber agua, tal como algunos ganaderos lo están proponiendo.

La planeación estratégica en cualquier sector económico, especialmente en el agro, es la condición fundamental para ser competitivos, pero tristemente muchos colombianos ya tienen interiorizado que cuando sobreviene una crisis, el dinero del Estado tiene que salir a suplir el hueco abierto por la falta de planeación. Las ayudas estatales son escasas, existen en para el campo unos fondos millonarios parafiscales que deben ser utilizados para estos casos de cubrimiento por catástrofes naturales, pero no se puede esperar, en las condiciones de déficit fiscal actual, que abunden las ayudas para el agua de las vacas, para los riegos del café, para el cultivo del arroz y para otra cantidad de actividades que deben gozar de una mejor planeación por parte de los productores.

El Ministerio de Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación deben contribuir para que el Ideam (instituto científico del clima) cuente con mejores presupuestos, que tenga la tecnología adecuada, que se le pague por la prestación del servicio meteorológico vital para la aviación, que cuente con el personal idóneo, todo esto, para que los agricultores y ganaderos puedan planear mejor sus fases de producción con base en datos ciertos del clima y para que no estén siempre a expensas de si llueve o hace sol para subsistir en ‘modo catástrofe’.