Editorial

Hay que ‘dianizar’ el ICA

<p>El ICA debe ser una entidad pública muy técnica, tiene que arrancar procesos profundos de despolitización.</p>

A casi todos los exdirectores de la Dirección Nacional de Impuestos y Aduanas, Dian, les ofende cuando se plantea que Juan Ricardo Ortega, no solo despolitizó la entidad, sino que avanzó en el proceso de hacerla una institución técnica, eficiente, competitiva, admirada por la banca multilateral, con junta directiva eficaz, óptimas tecnologías de información, y sobre todo, que fuera una oficina respetada, y por qué no, admirada por la comunidad compuesta por personas naturales y jurídicas que deben pagar impuestos para que el país funcione. La misma Ocde, que es el ente rector de las buenas prácticas en los países más desarrollados, acompañó a la Dian en este proceso de profunda modernización que no puede parar bajo la administración que se avecinan del nuevo director, el exministro Santiago Rojas, quien no debe detener la consolidación de tan importante dependencia.

Fueron cuatro años de reestructuración profunda y los resultados pronto se verán no solo en términos de resultados en los recaudos, sino en la credibilidad y el rumbo de uno de los pilares de la institucionalidad colombiana. Ahora le toca a la normatividad nacional frenar la puerta giratoria en donde los miembros de la alta gerencia de la Dian, sin mayores rubores, se pasan al lado privado al otro día de salir de lo público para asesorar a las grandes empresas en cómo manejar el asunto de los impuestos. Pero el asunto que ahora nos convoca no es otro que debemos ‘dianizar’ en los términos anteriores la urgente reestructuración del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA.

El Gobierno Nacional debe ser consciente de que no puede feriar entidades técnicas a los senadores que los respaldaron en su elección. Hay que cuidar a varias oficinas públicas de la llegada de funcionarios no calificados, incompetentes y con apetitos burocráticos que dañan la institucionalidad, alejan al país del desarrollo y generan el lastre de la corrupción y poca credibilidad que acompaña a la inmensa mayoría del sector público. Así como hoy podemos decir que la Dian, rompió con la historia y ahora es una entidad técnica para recaudar impuesto y atacar el contrabando, el ICA debe convertirse en un ente científico de cara a los roles y funciones que debe cumplir constitucionalmente. Es el órgano rector de la sanidad animal y vegetal y como tal debe funcionar, es una oficina científica, no la madriguera del tal o cual senador, tal como lo ha demostrado el último incidente. En manos del Ministerio de Agricultura y del mismo Presidente está dar muestras de coherencia entre el discurso político electoral y la realidad de sus actos públicos.

El ICA debe ser una entidad científica que vele por el desarrollo del país. Hay que quitársela a los políticos, debe estar mucho más cerca de la tecnocracia.