Editorial

Hay que evolucionar en Colombia al voto digital

<p>El aparato electoral colombiano debe avanzar hacia un sistema automatizado digital que garantice &nbsp;elecciones más limpias y seguras.</p>

Las próximas elecciones masivas en Colombia se realizarán en el primer semestre de 2018 cuando se renueve el Congreso de la República; eso sucederá en marzo y meses más tarde serán los comicios presidenciales. Ojalá para esa fecha el sistema nacional electoral haya evolucionado al voto digital o al menos sea una alternativa real. Es increíble que hoy en día todo se pueda hacer por internet, desde una simple búsqueda de información, hasta una compleja transacción financiera, pero que las autoridades electorales nacionales no hayan podido implementar el voto digital, no el voto electrónico, sino digital. Dos cosas muy diferentes en términos modernos.

Es ilógico que en las grandes ciudades y en los polos de desarrollo urbano en el país se tenga que acudir a urnas físicas para señalar las preferencias electorales, tal como se hacía en el siglo XX. Es cierto y elocuente que el sistema nacional electoral, gerenciado por la Registraduría, ha evolucionado de manera sorprendente y que los resultados de los comisiones se entregan de manera eficiente, a tiempo y sin asomo de dudas. Pero que los electores tengan que someterse a una inscripción previa de sus cédulas y a hacer largas filas, entre otras cosas, es chocante y se golpea el derecho universal al voto.

Nos imaginamos la jornada electoral como un proceso tecnológico mixto, entre lo digital y lo manual. Ya existe la georeferenciación de los documentos, por lo tanto sería obsoleto inscribir las cédulas para votar. Simplemente debe asociarse con el domicilio de las personas para evitar la trashumancia. Los sistemas electorales de los países escandinavos, entre otros, ya están en el siglo XXI y le brindan la posibilidad al elector de cumplir con su obligación de elegir a sus mandatarios desde su casa por internet. No quiere decir que en nuestro país todo deba ser digital, máxime cuando somos conscientes de la brecha digital entre lo urbano y lo rural, pero sí se pueden ir montando pilotos de una elección más moderna y menos excluyente. En medio de esos grandes retos tecnológicos que enfrenta el sistema, el lunar más arcaico es la inscripción de cédulas que deja a millones de colombianos por fuera de las elecciones y favorece las mafias electoreras.

Ahora que se elige un nuevo registrador, la modernización de las elecciones debe ser un imperativo, pero para lograrlo el Gobierno (y en particular el Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional) debe liderar el inminente proceso de modernización de la llamada ‘fiesta de la democracia’. Colombia debe entrar en los próximos años en la era de los sistemas automatizados de identificación digital y el Estado debe ser capaz de poder desarrollar la identificación de un individuo solo por sus huellas digitales para fines electorales. Si nos detenemos a mirar bien el proceso electoral , nos daremos cuenta que hay mucha obsolescencia que debemos modernizar.