Editorial

Hay que hacer protocolos para un Niño largo

El segundo semestre estará marcado por el fenómeno de El Niño que pone a prueba la capacidad del país para enfrentar situaciones dañinas previamente bien pronosticadas

Editorial

En tiempos de mucha lluvia el país desperdicia toda el agua que cae y que en los meses de sequía se necesita con urgencia. Colombia no ha aprendido a administrar el preciado líquido y le deja a la suerte las inclemencias del clima.

Está sobre-pronosticado que el Fenómeno Enso (El Niño Southern Oscillation), El Niño está a la vuelta de la esquina y que por más que se alerte, nadie hace nada. “Es un fenómeno de variabilidad climática que se caracteriza por un mayor calentamiento y enfriamiento superficial, y lluvias en el Pacífico central, y debilitamiento de los vientos alisios. La alteración global en lluvias y temperaturas impacta en sectores productivos como el de energía, agropecuario, transporte y salud”.

Dicho esto, la aclaración científica, la economía espera “los impactos en diferentes regiones del mundo con el Fenómeno El Niño, que son diversos, como lo indican los mapas, en algunas zonas se producen lluvias mientras que en otras hay sequía. Los países de la región en los que más se produce disminución de lluvias son Panamá, Costa Rica, Guatemala, y Colombia, en este caso el mayor impacto se da en el Centro y Antioquia”.

La Organización Meteorológica Mundial pronostica que hay entre 60% y 70% de probabilidad de que haya un episodio con sus características entre junio y agosto, y entre 70% y 80% de que pase entre julio y octubre de este año.

Un informe elaborado por la dirección de investigaciones económicas de Corficolombiana reveló que los sectores de energía y agro son los más afectados en materia de crecimiento económico cuando llega este evento climático y que la inminente ocurrencia del fenómeno se ensañará con la economía, incluso habla de posibilidades de afectación de la producción de alimentos y el consecuente golpe a la variación de precios de los alimentos.

La actividad económica del agro crece 0,5 puntos porcentuales menos en periodos de El Niño, que históricamente tiene impacto negativo en la productividad de los cultivos. Es posible que sea más intenso de lo que se proyecta, por lo que su impacto sería más fuerte sobre la productividad y en la oferta de alimentos a nivel nacional como la papa o el arroz, situación que impactaría la inflación de alimentos que puede cerrar en dos dígitos en 2023.

Corficolombiana compara el crecimiento económico del agro cuando se presenta El Niño y en épocas normales, con el fenómeno el crecimiento de la primera es de 2,5%, en condiciones normales llega hasta 4,4%. En la segunda los números son 1,1% y 5,4%, en el mismo orden. Durante las últimas dos décadas, El Niño ha generado presiones inflacionarias en los alimentos.

Los investigadores de Corficolombiana plantean que con un niño débil el precio de los alimentos tendría una variación cercana a 7,1%; si es moderado, la cifra sería de 9,7%; y si es fuerte llegaría a 14,2%. La estimación de la firma incluye los dos puntos porcentuales que tendría la tributaria sobre la inflación de alimentos en noviembre y diciembre de 2023.

El gran problema, como siempre sucede en casi todos los países de la región, es que no se planea nada y se acude al drama como alternativa de subsistencia a los problemas. No hay razón para que ahora que hay un poco de agua se administre para producir alimentos y generar energía. Es imperativo que exista un protocolo para manejar El Niño, sea cual fuere su intensidad.

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