Editorial

Hay que nombrar ministros que duren

La rotación de ministros sería el peor mensaje que Duque le puede enviar al país político y económico; ojalá, como lo prometió, sean para el cuatrienio

LR

La próxima semana quedan armadas las distinta comisiones que llevarán las riendas el Congreso de la República desde el 20 de julio venidero hasta la misma fecha en 2022. Y así las cosas, el legislativo estará listo para iniciar una nueva etapa en la historia del país. Por su parte, el nuevo ejecutivo todavía no completa su equipo de gobierno, no obstante ya ha ido desgranando nombres que tienen el hilo conductor de provenir de los gremios económicos en donde se encontraban distantes del mundo político. De momento, los ministros de Hacienda, Agricultura, Salud, Interior y Vivienda comparten rasgos interesantes a la luz de lo que el país económico y social esperan. Por ejemplo, es determinante que los líderes de las carteras ministeriales tengan como máximo jefe político al Presidente y no obedezcan a directorios políticos, no tengan caciques en su despacho, ni mucho menos empiecen a creerse presidenciables sin haber ejecutado una sobresaliente labor ministerial.

Cuando Iván Duque era candidato prometió que su gabinete estaría conformado por la mitad de mujeres; que tendría una amplia representación regional y que le daría la oportunidad a nuevas caras en los ministerios. Todos esos compromisos de campaña se vuelven imperativos peligrosos, pues encontrar personas capaces, segmentadas por género, geografía y/o cronología es complicado. Lo único que debe perseguir el nuevo Presidente es contar con personas idóneas que le ayuden a elaborar un plan de desarrollo que lleve al país por la senda del crecimiento económico, situación de la cual de desprenden todas las demás iniciativas. Todo el gabinete debe estar enfocado en hacer que la economía se recupere plenamente y empiece a crecer de manera sostenida por varios años. Solo si la economía va bien, el resto de las situaciones se podrán manejar, y para eso necesita de ministros comprometidos durante los próximo cuatros, que dicho sea de paso no es mucho tiempo. Pastrana en sus cuatro años se apoyó en 34 ministros; Uribe en ocho nombró 38, y Santos en sus dos cuatrienios experimentó con 66 directores de carteras, quizá este sea uno de los lunares de su administración, que nombró muchos ministros mediocres que fueron inferiores al reto de ayudarle a apuntalar la economía como pilar del desarrollo social. Duque debe mirar en sus tres antecesores y analizar cuáles fueron sus equivocaciones y dónde radicaron los aciertos para construir sobre el pasado; solo si hace ese trabajo arduo de “arqueología ministerial” podrá nombrar colaboradores para cuatro años, que se comprometan con un proyecto político que tiene una dura tarea en el Congreso para sacar las leyes de transformación.

Son muy afortunados tres nombramientos fundamentales: Carrasquilla en Hacienda; Valencia en Agricultura y Alonso en Planeación. Son tres personas idóneas sobre las cuales debe construir una base fuerte de su gabinete, que si bien tienen amplia experiencia en economía y formulación de políticas públicas, han jugado en el sector privado, en los gremios y sobretodo en la academia. No es un asunto menor que el nuevo Presidente tenga un núcleo fuerte, una espina dorsal, unos jugadores fundamentales que sean el soporte real de lo que va a ser la administración Duque, que debe empezar desde ya a trabajar con una agenda legislativa muy transformadora.

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