Editorial
Hay que pensar en el segundo semestre
lunes, 29 de abril de 2024
En pocas semanas se cruzará la primera parte del año, y todo parece empeorar empujado por una nube de incertidumbre económica que se posa sobre las decisiones de las familias
Editorial
Terminado el cuarto mes del año y a solo ocho semanas de entrar de lleno en la segunda parte del año, las cosas no pintan tan bien para la economía, tal como se preveía al comienzo de este raro 2024. Hay muchas paradojas: la primera es que los fundamentales económicos no van tan mal como el espíritu empresarial lo siente; una sensación de pesimismo que se ha generalizado desde que el Gobierno Nacional se ha empecinado en sacar a cualquier precio las tres reformas estructurales que tienen como hilo conductor lesionar, erosionar o minimizar el papel del sector productivo en el quehacer económico. Los ideólogos del Gobierno Nacional se basan en las tesis de su economista de cabecera, Mariana Mazzucato, quien en su libro ‘El Estado Emprendedor’ (Taurus, 2022), plantea que el aporte estatal ha sido borrado de la historia de la innovación empresarial: “es en realidad el Estado el que ha llevado adelante una masiva inversión de riesgo para impulsar la innovación”. Enfatizan a renglones de la economista que “al no admitir el verdadero papel del Estado, hemos terminado creando un sistema de innovación en el que el sector público socializa los riesgos, mientras las recompensas se privatizan”. Pero al final propone ideas para cambiar esta dinámica y brindar caminos para que ambas partes (gobierno y empresas) resulten beneficiadas. Ese es el punto en donde el gobierno de Colombia se queda varado; se plantea una pugnacidad por las pensiones, la salud y el régimen laboral, pero no se brindan líneas de trabajo conjunto por el bien del país. Tal como va al Congreso la reforma laboral en estos momentos acabaría con muchas compañías privadas del sector servicios, con la consecuente destrucción de empleos formales; no se puede, en el mismo orden de ideas, desconocer el papel de las empresas del sector salud, en la historia de este servicio; intervenir, liquidar, reformar como gestoras, son ideas políticas que al final hacen brillar al sector productivo, que de lejos es muy necesario para el buen funcionamiento de la sociedad y del mismo Estado. “La creación de riqueza es un proceso colectivo”, en donde el Estado y las empresas construyen país; es lo que sucede en las naciones que pueden ser referentes de éxito para Colombia. Jamás el caso de Venezuela o Cuba. Si los fundamentales van bien y el Gobierno puede mostrar cosas frías como una buena tasa de cambio, una ruta adecuada en inflación, un crecimiento en terreno positivo y una franja constante de desempleados (alrededor de 2,5 millones), poco se profundiza en que la microeconomía no va al mismo ritmo, pues la gente no tiene dinero para avanzar en su consumo, mucho menos en las expectativas de consumo de bienes duraderos; los impuestos, la coyuntura nociva, la aún elevada variación de precios, son algunos elementos de la variable más real; son 14 millones de familias que no perciben que las cosas vayan bien; los fundamentales no les dicen nada, pues con PIB, IPC o déficit fiscal, no se hace mercado, se hace con los ingresos reales que están erosionados. Son poco más de ocho semanas para entrar en la recta final de un año que debería haber sido el mejor de esta administración. Los ministros no ejecutan y las empresas no están enfocadas en crecer más, pues no hay condiciones. Es el momento de hacer una buena prospectiva para mirar cómo se cierra el año.