Editorial

Hay que ser más optimistas con el precio del crudo

Ya hay voces de expertos que minimizan los ingresos derivados de los precios del petróleo, que casi duplican a los previstos en el marco fiscal y no dejan de ser una buena noticia

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Diario La República · Hay que ser más optimistas con el precio del crudo

Es simple: los presupuestos de Ecopetrol y del Gobierno Central preveían que para este año que el barril del petróleo Brent y WTI, en promedio, se cotizaría en torno a US$65, una cifra muy alta al revisar el comportamiento durante los tres últimos años. Pero la naturaleza de los mercados es volátil y muy sensible a la incertidumbre, factores que hacen cambiar las situaciones de un momento a otro. El petróleo venía subiendo de precio basado en el repunte del crecimiento de todas las economías, incluida la colombiana que rebotó de manera histórica hasta 10,6%; el sector transporte había retomado la demanda de combustibles a tasas de prepandemia y la capacidad instalada de las empresas no ha sido menor.

No obstante, nadie vio venir la inmediatez de un conflicto armado de gran duración en Europa, una de las regiones más sensibles al consumo energético; lo que ha hecho de la invasión de Rusia a Ucrania una suerte de hecho inusual no previsto que ha llevado el barril a un promedio semanal de US$100. JP Morgan lo pronosticó antes de las primeras escaramuzas basado en la reactivación económica global, solo hablaba de US$100, pero como van las cosas y el enrarecimiento del panorama como consecuencia de las sanciones al gobierno de Vladímir Putin y de sus empresarios cercanos, la cabalgata de precios puede ser superior (el banco lo estimó ayer en US$185 para final de año), máxime cuando el cartel de los países petroleros, la Opep, ha mantenido un silencio elocuente en sus posturas políticas.

Las sanciones al sistema financiero ruso, a sus industrias, más el cierre de muchos espacios aéreos, harán que el petróleo vuelva a ser el protagonista de los conflictos y hay quienes esperan verlo subir hasta los US$120 antes del verano, que poco a poco se acerca, pues el primer trimestre del año ya entró en sus últimos 25 días. La externalidad derivada del conflicto bélico, no visto hace más de 70 años en Europa, le pasará la cuenta de cobro en dos cuotas a la economía colombiana. La primera por los innegables buenos recursos que recibirá Ecopetrol, casi duplicando sus presupuestos.

Es una buena noticia que debe obligar al próximo Gobierno Nacional a olvidarse de una reforma tributaria al finalizar el año. La petrolera estatal registró una utilidad histórica de casi $17 billones que van en su mayor parte a las arcas nacionales y si eso continúa dichos ingresos serán mejores, así algunos expertos ya empiecen a decir que el barril por encima de US$100 no es tal, que deben descontarle el transporte y otros costos invisibles. Es una manera de ver el vaso medio vacío cuando todos los petroleros están de fiesta. Ojalá no ocurra, como siempre, que esta bonanza se vaya en burocracia, corrupción o estancamiento de regalías que nunca llegan a las regiones.

La segunda cuota de la factura del petróleo no es buena, es que el país todavía importa derivados del petróleo y que por más refinerías que se tengan, siempre hay que comprar combustible caro, lo que será lesivo para solucionar el gran problema de la inflación que ya va en 8% y puede seguir subiendo hasta amenazar los dos dígitos. No se puede ser tan fatalista en estos momentos de buen crecimiento económico y excelente expectativa por los precios del petróleo, el vaso hay que verlo medio lleno y estructurar, desde Ecopetrol, una hoja de ruta que le ayude al país a beneficiarse de que su mayor producto de exportación está por las nubes.

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