Editorial

Ideas de los banqueros para la paz

El impacto de los ilegales en la economía se ahoga sacando el dinero efectivo y auspiciando el dinero plástico

Durante la pasada asamblea anual de la Asobancaria, órgano que agremia a las entidades financieras nacionales y extranjeras que operan en el país, se escucharon muchas ideas enmarcadas en una Colombia sin el accionar de los grupos guerrilleros. Si bien la inasistencia del Presidente de la República y de su Ministro de Hacienda fue evidente y brillaron por su ausencia, el evento contó con importantes actores del sector, y en ese marco se escucharon con atención interesantes propuestas hechas a modo propio por el presidente de Colpatria, Santiago Perdomo, una entidad que hoy hace parte del grupo canadiense, ScotiaBank.

Dice el banquero que “el gremio respalda el esfuerzo de la administración Santos para concertar un acuerdo con las Farc. Con el ánimo de contribuir al propósito de un país en paz y con una mayor capacidad de crecimiento, quiero compartir con ustedes algunas reflexiones que me parecen de la mayor importancia. En primer lugar, me parece obvio que la extendida ilegalidad que hay en Colombia, es el mayor obstáculo para su desarrollo (...) Cálculos conservadores indican que la ilegalidad le extrae a la economía $37,2 billones anuales, que equivalen a 5,6% del PIB y a 85% de la inversión que tendrá lugar en el programa de concesiones de la ANI durante los próximos seis años, el cual aspira a incrementar 50% la red nacional de carreteras pavimentadas”.
“Necesitamos un propósito nacional para disminuir el uso del efectivo. Si tenemos un país con una menor preferencia por este medio de pago, tendremos una economía más formal, en la cual el colombiano de a pie hará transacciones más seguras y eficientes, con costos más bajos, en menor tiempo y sin correr los riesgos que implica cargar grandes sumas de efectivo (...) ¿Cuál es la propuesta? Debemos lograr primero que el efectivo que sirve para realizar estas actividades entre al sistema. Para lograrlo, se podrían cambiar en seis meses los billetes, bien sea porque retomemos la vieja propuesta de transformar su denominación, mediante la eliminación de tres ceros, o porque modifiquemos su color”.
Son audaces las propuestas del banquero, pero también el sistema debe poner de su parte modernizando los procesos inalámbricos, móviles y más flexibles. Las tasas que cobran por simples transacciones son altas si se comparan con otros países. No solo se trata de disminuir el efectivo circulante, sino de llevar al país entero a otra etapa de desarrollo donde los costos también sean inferiores. Y situaciones como la del cuatro por mil también actúan en contra de ese ideal de Perdomo. La gente le huye al sistema financiero por sus altos costos por las transacciones y por el injusto tributo que no se ha podido desmontar. Bienvenido sea el debate.