Editorial

Increíble, más palos en los rieles del metro

Hace más de siete décadas que se sueña con el metro para Bogotá, ahora que por primera vez se ha avanzado en algo, aparece la mezquindad de los gobernantes que meten palos en la rueda

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Diario La República · Increíble, más palos en los rieles del metro

El presidente, Gustavo Petro, y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, deben ponerse de acuerdo y precisar la fecha de inicio de la operación de la primera línea del metro para la capital del país, que lleva más de siete décadas frustrada con esa obra de infraestructura y que mantiene a esta ciudad, de casi 11 millones de habitantes, como una de las pocas de esa dimensión en todo el mundo que no cuenta con un sistema de movilidad masiva digno y competitivo.

El Presidente fue alcalde mayor y es la persona menos indicada para meter palos en los rieles de la obra que está andando y que debe entregarse sin atrasos. La construcción del metro de Bogotá va bien, pero preocupa el posible cambio en la planeación de las obras del que ha hablado el Gobierno Nacional, lo que implicaría además un sobrecosto de entre $6 billones y $17 billones.

Es imperativo que la Comisión Accidental del Metro de Bogotá, conformada por concejales y congresistas, aclaren y le exijan al consorcio chino avanzar en el proyecto pactado y alejar billonarios sobrecostos. La Alcaldesa debe demostrar su gobernabilidad, talante y responsabilidad y no caer en acuerdos por debajo de la mesa de comisionistas interesados en cambiar todo a última hora. De acuerdo con el cronograma, en 2028 debe estar funcionando la línea uno del Metro y en 2032 se haya avanzado en la construcción de la segunda ruta, más ambiciosa.

La agenda de la obra dicta que el diseño geométrico de las vías, urbanismo y paisajismo del corredor principal debe conocerse en estas próximas semanas de febrero, por lo que el consorcio de empresas chinas que ganaron la licitación no deben dejarse manipular ni manosear por políticos interesados en seguir jugando con el desarrollo de millones de personas.

Harbour Engineering Company Limited y Xi’An Rail Transportation Group Company Limited, deben demostrar que los rumores de reuniones secretas con el Gobierno Nacional, a espaldas de la ciudad, no son ciertas y que cumplir con lo pactado es su forma de hacer negocios, pues es la gran prueba de entrada a Colombia de operaciones chinas, que tendrán la misión de construirlo y operarlo y generar confianza.

Los constructores chinos le ganaron a los españoles en la licitación por precio y financiación, ahora en medio de los bandazos de este Gobierno Nacional, no pueden materializar la desconfianza de que el metro de Bogotá en sus manos es una suerte de “cuento chino”.

El contrato del metro previsto es el más importante de la historia reciente del país, firmado el 2 de junio de 2020, por $9,7 billones, generará más de 60.000 empleos directos, tendrá 16 estaciones en 24 kilómetros; vale la pena recordar que 10 de esas estaciones estarán conectadas con troncales de TransMilenio y que unirá nueve localidades: Bosa, Kennedy, Puente Aranda, Antonio Nariño, Santa Fe, Mártires, Teusaquillo, Chapinero y Barrios Unidos.

No tiene ninguna discusión que el metro subterráneo es mucho mejor, pero el país no tiene dinero para construirlo, menos aún cambiar los planes de los contratado por rivalidades políticas. La tradicional voracidad y canibalismo de los políticos capitalinos, han condenado a sus habitantes a vivir en medios de buses contaminantes, inseguridad y una pésima integración social que genere igualdad, al menos en términos de movilidad.

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